Date: Tue, 13 Jul 2010 14:02:37 +0200
Subject: Envío Nº 34/10 de ANNHA
From: boletindenoticiasnacionales@gmail.com
To: agencianoticiasnacionales@gmail.com
Escribe Julio Martino
Ni izquierdas ni derechas, ni liberales ni marxistas,
ni progresistas ni reaccionarios, todas son falacias…
Las derechas:
Arenas movedizas de las causas nacionales
La derecha AVERGONZADA La derecha REACCIONARIA La derecha ANTINACIONAL
La acción más perversa que se ejerce contra los pueblos es este "tiovivo" de ilusiones que les venden diariamente las izquierdas y las derechas. Ilusión de que el alternante, provisoriamente en el llano, sea la solución a los descalabros que protagonizan las marionetas del escenario. Y así, una y otra vez, caer en las trampas de la alternancia de unos y otros, con la continuación del engaño. A eso le llaman democracia, es decir el gobierno de usted amigo lector, a través del ejercicio de votar cada cierto número de años, unas veces a las derechas y otras veces a las izquierdas.
Las izquierdas venden el espejismo de la equidad, las derechas el de las oportunidades. Y los medios lo bombardean hasta convencerlo o aburrirlo. Y usted, amigo lector, termina votando una y otra vez, hasta que se desinteresa y solo se refiere a la política para desahogar las frustraciones.
Macri en Argentina, Aznar en España, Piñera en Chile, diferentes rostros de un mismo "tinglado".
Mientras tanto este sistema innoble que nos agobia sigue perpetuándose, sosteniendo a una "clase política" sanguijuela de los pueblos, que se sirve de Usted, de su credulidad, para mantener unos privilegios inmerecidos, visto el flaco servicio que brindan a sus supuestos representados. Dietas, sueldos y pensiones, como pago a sus bostezos en los tediosos parlamentos, donde cada tanto duermen las siestas del descaro.
¿Y dónde nace esta manera de ordenar la sociedad y quién se sirve de esta sanguijuela partidocrática? Ve la luz por primera vez en la "Revolución Francesa", en la famosa "Convención", donde la "masonería" promovió este tramposo hallazgo, de que unos sentados a la derecha y otros sentados a la izquierda eran supuestos rivales. Que unos eran más blandos y los otros más duros. Que unos estaban más con los pobres y los otros un poco más con los ricos. Que unos desordenaban y los otros ordenaban. Que unos iban rápido y los otros más pausados.
Si uno llega a atreverse a concluir que tanto las derechas como las izquierdas sirven a un mismo designio, y que su disputar es engañoso, debe entonces atreverse a la siguiente pregunta, ¿a quién sirven? La clase política se sirve de usted estimado lector, se sirve de su voto que los valida, se sirve además a sí misma votándose todos los privilegios de que disfruta. Y se sirve de ella el poder "usurero" internacional, más allá del bien y del mal, con su designio descristianizador y mundialista. Las fuerzas que liquidaron la "cristiandad" y están tratando de aniquilar el "cristianismo".
Pero hablemos ahora un poco de las derechas, de los Rajoy, los Macri, los Piñera. Estas derechas que quieren ganar respetabilidad popular desnaturalizando con artería el sentido natural del término que usurpan, que en todos los idiomas --recto, right, richtig, droit, diritto...-- era, hasta que la hecatombe ideológica de 1789 prostituyera también las palabras, sinónimo de correcto, justo, atinado, sincero, veraz, real, honesto--(por eso, en el plano religioso, el Credo dice de Cristo que "sedet ad destram Dei Pater"). Esa "pseudoderecha" fraudulenta de hoy, en cambio, ha emigrado sigilosamente a un centro en que se confunde con "los progresistas", mientras clama por los "derechos humanos", la "libertad de género" y secunda todas las grandes trastadas de sus primos de la "centroizquierda". Esa derecha avergonzada de sí misma, que suplanta a "los progres" nada más que para hacer lo mismo, es decir lo que se le indica desde los centros del poder "mundialista". Una derecha que no podría existir sin su contraparte de izquierda, que sumados representan la esencia de este sistema corrupto. Una derecha que jamás derrotará a la izquierda, como jamás será derrotada por ésta, porque viven ambas de Usted amigo lector, porque dividiendo a los pueblos en mitades, y culpando de todas las calamidades una mitad a la otra, es como funciona esta "democracia". Por eso pretender desde esa derecha construir el bienestar de nuestros pueblos es imposible, porque la "causa nacional" no se divide en mitades y porque la verdad no es patrimonio unas veces de unos y otras de los otros. Porque los pueblos divididos no encuentran el camino, porque jamás se podrá construir la verdadera "comunidad popular" desde los antivalores de este sistema que niega la herencia del pasado, sus glorias, sus tradiciones, su fe. Que niega las "Armas de la Patria", peor aún, que nos desarma, nos postra y por si poco fuera, encarcela a nuestros militares. Que persigue a nuestra Iglesia con campañas injuriosas, que promueve la corrupción de nuestra moral cristiana, que valida la degeneración y el crimen abortista. Y esta "derecha" es cómplice y parte de este desastre "liberal", de esta degradación que cae sobre los pueblos, de la angustia, de la desesperanza -que de tanto en tanto enmascara con falsas ilusiones- de esta lucha brutal por erradicar a Dios de la vida de los hombres. Por encumbrar lo material por encima de lo espiritual y por hacer vivir a las gentes en el ansia de tener, sin hartarse nunca, de siempre querer ese último bienestar que nos traerá una felicidad que nunca llega, mientras millones de hermanos viven privados de lo más elemental.
También hablemos de esa otra derecha, "reaccionaria", egoísta, deshumanizada. Politiqueros hipócritas, degradados, expoliadores, que justifican los privilegios inmerecidos de una clase de parásitos a la que sirve y de la que se sirve. Esa derecha de la "libertad del mercado", del "neoliberalismo salvaje", la que renuncia a las responsabilidades del Estado y lo privatiza todo. La de la liberalización laboral y los privilegios para los grandes grupos monopólicos. La derecha con mucama de cofia y delantal. La derecha clasista y privilegiadora de castas traidoras a los pueblos. Esa derecha que justifica el nacimiento de la trampa diabólica que es el marxismo. Una contraparte heredera indispensable de tanto perverso egoísmo. Como si en el ataúd les cupieran las riquezas, manchadas del sudor y las lágrimas de sus trabajadores.
Amigo lector, si en su pecho se inflama el patriotismo al contemplar su bandera, si siente orgullo de su pasado, si cree que en la Patria se puede construir el bienestar para todos, dentro del orden y la paz, no se autoengañe, siguiendo a esta "derecha" que solo convalida el sistema que está aniquilando todo aquello en lo que usted cree. No se puede construir un destino nacional con rectitud y justicia, en base a partidos que representan el clasismo del privilegio oligárquico. La prosperidad no podrá de ninguna manera llegar a hombros de la explotación y sacrificio del pueblo trabajador, no queremos esa prosperidad y si tenemos que hablar de sacrificios será de manera pareja, para todas las clases en comunión y hermandad patriótica. Estamos hartos de escuchar a los privilegiados hablar de sacrificios que nunca comparten. Si la cosa viene brava, "dieta de Stalingrado" para todo el mundo.
Por eso ni hablar de lo menos malo, ya no engañarse más, es fuera de la partidocracia liberal donde deben construirse las bases que aniquilen a este sistema desde sus cimientos. Mal podrá derribarse lo que se apuntala, y la derecha "reaccionaria" es pilar fundamental de este sistema. Sistema al que solo renuncia, cuando el engendro marxista que provoca con sus injusticas, asalta el poder. Ya pasó, está pasando y volverá a pasar. Socialismo, comunismo, marxismo, trozquismo, neomarxismo, maoísmo, o cualquiera sea la grifa, es el instrumento de la expoliación de los pueblos, destino que rebaja a esclavo innominado a la masa engañada.
Finalicemos estos breves comentarios hablando de la que se denomina "nueva derecha" y nosotros llamamos la "derecha anti-nacional".
Este fenómeno es resultado de la regeneración que produce el propio sistema para perpetuarse. Ante el desgaste y desprestigio de centristas derechosos y derechistas reaccionarios, sale un nuevo naipe al ruedo "La Derecha Identitaria", de la mano del filosofo de "café" Alain de Benoist y anclados en el recuerdo del vacuo y malévolo Julius Evola.
Si tramposa es la derecha tradicional en su complicidad con las izquierdas, doblemente tramposa es está "nueva derecha", que encandila a las desperdigadas fuerzas nacionales con la pretensión de luchar primero y ante todo en el escenario cultural. Esta curiosa progenie sostiene que Gramsci –el comunista- tenía razón, que la lucha decisiva es ahí, en la música, el teatro, la Universidad. Como si el comunismo hubiera envenenado con su prédica solo el ámbito cultural, y no hubiera manipulado los sindicatos, ingresado en la lucha parlamentaria e incluso procurado infiltrar las fuerzas armadas. La manipulación cultural representa un apéndice secundario de la acción comunista. ¡Basta de engaños! El comunismo antinatural e inhumano jamás habría podido dar un paso hacia el poder con toda la suciedad de su pseudocultura sin la asistencia "providencial" y patrocinante del supercapitalismo financiero que lo parió. ¿Qué atractivo puede haber tenido, por ejemplo, para el pueblo alemán, honesto, patriota y franco, un individuo como Brecht que le vomita en el rostro "Alemania Oriental, Alemania Occidental, dos viejas prostitutas, pero una lleva en su vientre un hijo" (el marxismo). ¿Qué posibilidades pudieron tener los "montoneros", instrumentos del banquero Graiver, si no hubieran intentado mimetizarse como peronistas?
Esta novísima cepa de la pseudo-derecha, en resumen, al acariciar la vanidad de los tontos con el halago de la "superioridad" que les daría esa batalla "cultural" que les permite despreciar al militante honesto que quema madrugadas pintando muros y arriesgando su integridad ante la agresión cobarde de la subversión, es, en última instancia, el cómodo pretexto de la inacción (ver un magnífico estudio al respecto en http://agenciahispanoamerica.org/vernota.php?nid=766), una garantía para el marxismo de postración del único escollo que se le opone: el pensamiento y la acción tradicional, cristiana, nacional y popular. En última instancia, cristiana a secas, porque en ese término se condensan los demás atributos, pues sólo el cristianismo cultiva la tradición genuina (y no la cabalista), sólo la fe de nuestros padres custodia los valores nacionales al punto que Castellani decía sin hipérbole que el amor a la Patria y a Dios no son dos amores, sino un mismo amor, y sólo el Cristianismo puede ser popular en serio, porque parte de una antropología que exalta la dignidad de origen y fin de cada ser humano.
Al principio, la nueva derecha, el nuevo engendro de la usura apátrida, confunde a los superficiales proclamando valores clásicos "nacionales", como la familia, la tradición de "Occidente" (aunque al principio no explican bien cuál), el orden y el rechazo del "cosmopolitismo" y de la inmigración masiva (esto último desde un ángulo "xenófobo"). Sobre este último punto han crecido en países como Francia y Holanda partidos que se identifican con estas ideas.
Pero ¿qué más hay detrás de este pseudo pensamiento?: un profundo y radical anti-cristianismo, Benoist afirma que la Iglesia Católica es culpable del "igualitarismo" y el "universalismo", Evola se atreve a decir que el "cristianismo" hace flaquear la voluntad de los pueblos, porque es una religión débil. Benoist propone volver a los cultos paganos anteriores al "cristianismo", Evola se pierde en laberintos "orientalistas" donde se desbarranca en los mitos de la "reencarnación". Hoy en el terreno político estos partidos son promotores de una mayor alianza con Israel en contra del Islam, apoyan las políticas de "género" y de la mano de Benoist nos venden más "sistema" de lo mismo, proponiendo más "democracia" (por supuesto de la liberal). Han sido críticos sistemáticos de cuanto "movimiento nacional" contempló la historia reciente y marean a todo el mundo presumiendo de "nacionales", para después negar a lo nacional como provincialismo despreciable; defendiendo "la tradición de Occidente", sin decir al principio que es la tradición "pagana" y no la "cristiana" la que promueven.
Un "paganismo" que solo enmascara algo infinitamente peor: nada más ni nada menos que otro intento de los "cabalistas" de penetrar el "espíritu nacional" y corromperlo.
Occidente es cristiano; cuanta fuerza nacional existió en el pasado lo fue y las que surjan en el futuro deberán serlo. No podemos tener otro fundamento ético y moral que la que nos trasmite el "cristianismo", eso somos, no creemos en "yoguis", ni adoramos "dólmenes", ni jamás permitiremos que prosperen las infiltraciones tramposas de "la cábala". Este engendro fantasioso y degenerado del sistema es una engañifa, porque es anti-cristiano, porque es perverso, porque es equívoco, porque es inmovilista. Nuestro ideario, nuestro estilo, es la antítesis de la "iniciación", del esoterismo que cultivan los gestores de estos falsos productos. Nuestro ideario, enseñaba Walter Carbone, tiene la máxima amplitud sin perder nada de profundidad, porque lo que el niño aprende en el catecismo o el salvaje escucha del misionero en lo más recóndito de la selva, podrá ser elevado a las más altas cumbres del entendimiento humano en la Suma Teológica, pero lo que esta enseñe no contradirá, sino sólo ahondará, lo que aquellos humildes neófitos hayan adquirido de sus preceptores.
Mientras los "sumos iniciados" libran en su escondrijo la fatua "batalla cultural" que el sistema tolera, y por algo será que tolera mientras persigue a los que de verdad lo combaten, millones de tumbas de guerreros nacionales y mártires de la Fe verdadera atestiguan una actitud de confiada entrega a la Verdad y el Bien hasta el supremo sacrificio. Tumbas, muchas sin nombre, que son ese "Amor elocuente sin palabras" --en inspirados versos de Pancho Berra-- que constituye la garantía inconmovible de que estamos en el camino cierto.
Por eso lo del principio: Ni Izquierdas, Ni Derechas.
Ninguna Izquierda, Ninguna Derecha.
Ni Viejas, Ni Nuevas. NINGUNA.
Carta al 'The New York Times'
UN SIMPLE SACERDOTE
Una carta del Padre Martín Lasarte*, salesiano, desde Angola, África.
"Hace más ruido un árbol que cae
que un bosque que crece".
Soy un simple sacerdote católico uruguayo que hace 20 años vivo en Angola.
Me siento feliz y orgulloso de mi vocación.
Me da un gran dolor por el profundo mal que sacerdotes que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos.
Veo en muchos medios de información, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo.
Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos más recientes…
¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!
Pienso que a los medios de información no les interesa que yo haya tenido que transportar por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena ( Angola ), pues ni el gobierno se disponía y las ONG's no estaban autorizadas.
No ha sido noticia que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...
No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.
No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra la ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina; que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan hogares transitorios para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violados y buscan un refugio.
Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados.
No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a cero positivos… o en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.
No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, lo hayan transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un asalto en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.
En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.
No es noticia acompañar la vida de un Sacerdote "normal" en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.
La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua.
Hace más ruido un árbol que cae que un bosque que crece.
No pretendo hacer una apología ni de la Iglesia ni de los sacerdotes.
El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.
Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos.
P. Martín Lasarte, salesiano, en Angola , África.
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Misericordia et Pax
* Martín Lasarte, uruguayo de 47 años, lleva 20 como misionero en Angola. Vivió la guerra civil de un país devastado por el hambre y la corrupción y vive ahora la reconstrucción de un lugar que ya se ha convertido en su patria.
Desde allí asistía entristecido al "linchamiento mediático" de la Iglesia a causa de los abusos sexuales ocurridos en su seno. No fue capaz de permanecer impasible e hizo lo poco que -desde aquel lejano país africano- estaba en su mano.
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ANNHA
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ANNHA
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