domingo, 11 de agosto de 2013

Sangre de inocentes


Mensaje del Cnel. Agosto:

En una documentada denuncia, una de las comunidades religiosas perseguidas en China Comunista, denominada Falun Gong (1), sostiene que miles de sus adherentes están siendo asesinados por el régimen marxista de ese país para extraerles sus órganos con fines de trasplante comercial. La denuncia fue corroborada por el ex Secretario de Estado de Canadá David Kilgour, y el Abogado especialista en derechos humanos David Mathas, en el informe, de 140 páginas de extensión, de su investigación independiente sobre la materia, publicado luego en forma de libro en 18 idiomas bajo el título: "Cosecha Sangrienta" (Blood Harvest). Según los investigadores, el régimen bolchevique de China confiesa ahora -luego de negarlo durante años- que los condenados a muerte en sus campos de trabajos forzados para prisioneros políticos y religiosos son la principal fuente de órganos para la económicamente floreciente "industria" estatal de transplantes de ese país. Aparte de declaraciones específicas de ejecutores de esas "operaciones", los denunciantes aportan estadísticas según las cuales un transplante, cuyo plazo de espera en el resto del mundo puede ser de años, según los sitios web del propio régimen marxista es, en China, de apenas 1 a 4 semanas.

La información, insólitamente, se asocia con una publicación del matutino "El País" de nuestra capital del 9 de agosto de este año (2), que analizando el tráfico comercial entre Uruguay y Cuba, titula: "Comercio entre Uruguay y Cuba: leche por sangre" y detalla: "En cuanto a las importaciones, lo que más vendió Cuba a Uruguay en 2012, entre 29 productos, es sangre humana o animal para usos terapéuticos por un valor de US$ 0,9 millones".

Habida cuenta de la identidad ideológica entre los regímenes de Cuba y China y el triste récord de ambos sistemas en materia de derechos humanos, es de rigor preguntarse si el Uruguay de Mujica envía veedores a Cuba para verificar, como correspondería, las condiciones y circunstancias en que se extrae la sangre humana que "con fines terapéuticos" nos está exportando.

Comprendemos que Mujica está convencido de que "Fidel es un anciano brillante" (sic de su reciente visita a La Habana), pero por otro lado el régimen marxista-leninista que gobierna nuestro país sostiene la política de que la ancianidad no es excusa para perseguir hasta el último día de sus vidas a quienes considera culpables de delitos de lesa humanidad, regla que, por supuesto, aplica exclusivamente a sus adversarios políticos sin preocuparse mucho de probar su culpabilidad, pero que si rigiera universalmente caería sin dificultad sobre el "brillante" dictador perpetuo del hermano pueblo de Cuba, que mata sin tregua a inocentes desde sus juveniles días de terrorista en el Bogotazo.

Si por ventura la "producción" de sangre humana for-export se realizara en Cuba con la atroz "tecnología" china, el Uruguay estaría incurriendo en Receptación, y hundiéndose más aún, ante la faz del mundo, ya no en fango, sino en sangre de inocentes.


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