Esto es: volver a ser yo misma y tener la seguridad necesaria para decidir acabar con la situación de acoso Los beneficios más inmediatos han sido: Confirmar lo que en el fondo ya sabes (por eso acudes a terapia), pero que en momentos de confusión y debilidad (porque estás muy débil, y aunque duela reconocerlo te has convertido en víctima), es importantísimo que te corroboren desde fuera. Deshacerse de toda la rabia, impotencia, desasosiego y confusión que la situación te genera y que te intoxica inevitablemente. Y eso con alguien que no sólo te comprende, sino que te guía en el camino para entender (y dejar de lado) todos esos sentimientos negativos. Vergüenza: dejársela al acosador (aunque no tenga). Quizá lo más difícil, pero indispensable para recuperar la autoestima y el control de la situación. En mi caso era un sentimiento muy fuerte, que me impedía incluso hablarlo abiertamente en un círculo íntimo. Aquí la ayuda de un profesional ha sido impagable. "Ver el artículo completo" |
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