domingo, 14 de noviembre de 2010

RE: Carta Abierta al Presidente de la República y al Ministro del Interior

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Subject: Carta Abierta al Presidente de la República y al Ministro del Interior
Date: Sat, 13 Nov 2010 16:02:08 -0300

Por Helena Arce


SR. PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
SR. MINISTRO DEL INTERIO

En este momento, no voy a medir mis palabras, no pienso pedir disculpas si alguna parte de esta carta suena a falta de respeto, si es fuerte o poco recomendable, de verdad me importa un cuerno.
No escribo como periodista, ni siquiera como ciudadana, en este momento soy únicamente una madre, que debe dar gracias a Dios, que lo que le pasó a su hijo no fue nada, comparando con lo que le ha pasado a otros muchachos, jóvenes como él, que son buena gente, que trabajan y estudian. De esos que no pasan por la vida de las drogas, ni la delincuencia.
Hoy que no aparezca nadie a decirme, ni una sola palabra que disculpe a estos sinvergüenzas que nos asolan, que nos hacen vivir entre rejas, porque no se lo que soy capaz de decirle o hacerle.
Les decía que den gracias a Dios, porque mi hijo solo salió golpeado, y robado, porque Dios lo protegió y a pesar que los hijos de la mugre, lo dejaron tirado en el piso sin conocimiento, algún vecino del lugar, que no se animó a salir a defenderlo, por lo menos llamó al patrullero.
Mujica usted no tiene hijos, Bonomi, realmente no lo sé. Pero, ¿pueden preguntarle a Fernández Huidobro, quien me consta que tiene una hija, que sentiría si a las 7 de la mañana lo llaman de la Jefatura, diciendo que la vayan a buscar, que está lastimada, porque la golpearon para sacarle el celular?
Mi hijo cometió la terrible culpa, de salir de noche a una fiesta organizada por amigos, fue sin auto porque quería tomar algo, y claro eso lo hizo presa más fácil para los hijos de la mismísima delincuencia. Son sus amigos de toda la vida, decidieron hacer una fiesta para divertirse entre ellos.
Estuvo internado en observación toda la mañana, por suerte la tomografía le dio bien, o sea que fue un susto y vivió para contarlo, y yo puedo seguir viviendo sin hacer lo que cualquier madre del reino animal, que eso soy en este momento, haría si tocan a su hijo.
Me importa poco, el celular que le robaron, que se lo compró con el fruto de su trabajo, ¿miren lo que estoy diciendo?, pero de verdad me importa muy poco, pero cada una de las heridas que ese muchacho de 23 años, buena gente, respetuoso y decente, porque fue bien parido, tiene en su cuerpo, me duelen como llagas en el alma.
Les escribo esta carta, para exigirles, obligarlos a que tomen medidas con la delincuencia. Basta de manuales de cómo cuidarnos, es que un muchacho, un hombre en realidad de 23 años, que estudia y trabaja, ¿no tiene derecho a ir a una fiesta organizada por un amigo, y volver de madrugada a su casa?
¿Qué piensan hacer, para defendernos de una buena vez, a los ciudadanos que trabajamos, más de lo que podemos, y pagamos una barbaridad de impuestos, de esta peste que nos está pudriendo la sociedad?
No hay nada que los justifique, la pobreza no justifica la delincuencia, vengo de un hogar que formaron dos seres que supieron ser muy pobres, y que terminaron su vida, con una muy digna posición fruto de su trabajo, de su esfuerzo. No fueron a robarle a nadie, ni a matar a nadie para tener algo, en vez de odiar y quejarse, se dedicaron a trabajar. No me criaron en el odio hacia los que tienen más, me enseñaron que únicamente trabajando podía aspirar salir adelante, y así crié a mi hijo, como tantos ciudadanos que habitamos este suelo. Es a nosotros que se deben, a nosotros nos tienen que defender, basta de defender a esta mugre. Nosotros, los que no lastimamos a nadie, los que no le hacemos daño a nadie, los que únicamente aspiramos a vivir del fruto de nuestro esfuerzo, debemos ser su preocupación.
Todos sabemos que estos mal nacidos, cometen estas atrocidades, únicamente para comprar droga. Ese teléfono, caro, que mi hijo compró con su trabajo, va a ser vendido a otro delincuente en a lo sumo $100 para pagar alguna dosis de pasta base. Que les aproveche, que esa dosis, sea la suficientemente fuerte, como para que no necesiten otra.
Pero las heridas en el cuerpo de mi hijo, eso si que no, esas llagas vivas que tengo en el alma, NO!!!!!!!!
Les exijo, como madre, de un ciudadano ejemplar, que tomen medidas.
No nos obliguen a ser los padres quienes terminemos tomándolas. Hoy mi hijo, zafó, por ello solo le deseo al mal nacido ese, que la dosis que se tome con el fruto de la venta del robo a mi hijo, sea la última, no me pregunten que haría si la cosa hubiese sido peor. No creo que quieran saber la respuesta, pero les exijo que no nos acorralen, busquen soluciones para que nuestros hijos, los decentes, puedan salir a la calle, puedan vivir su vida dignamente, porque eso es nada más ni nada menos, que su obligación.
Helena Arce

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