lunes, 17 de mayo de 2010

RE: ROQUE DALTON, MAURICIO FUNES Y EL TARTUFISMO DE LA IZQUIERDA, ENVÍA AQUILES JULIÁN, DESDE REP. DOMINICANA

Publicado

Date: Sun, 16 May 2010 22:06:50 -0400
Subject: ROQUE DALTON, MAURICIO FUNES Y EL TARTUFISMO DE LA IZQUIERDA, ENVÍA AQUILES JULIÁN, DESDE REP. DOMINICANA
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Roque Dalton, Mauricio Funes y el tartufismo de la izquierda.

 

Por Aquiles Julián

 

 

"Ciertamente, no sólo los fachas cometieron horrores en América Latina".

Roberto Bolaño

 

Si algo caracteriza a ese segmento político que se autocalifica como izquierda es la doble moral. Por un lado clama por lo que por el otro lado niega. Tiene verdugos favoritos, crímenes favoritos, tiranías favoritas. Y sobre todo, amnesia a conveniencia. De ahí proviene que carezcan de credibilidad: la incoherencia es patente.

 

En países que fueron gobernados por feroces dictaduras militares tipificadas como "de derechas", y en los que se cometieron crímenes imperdonables: torturas, desapariciones, asesinatos, palizas, etc., los "izquierdistas" claman por procesar y condenar a los implicados en aquellos abusos y desmanes. Y yo apoyo eso. La reciente condena en Argentina del terrorista Reynaldo Bignone, mandante de tropelías y crímenes  incalificables es, al igual que cuando se somete a un octagenario o nonagenario verdugo nazi, un mensaje de que la sociedad, recobrada de la tiranía y el terrorismo de Estado, no será permisiva con quienes violentaron normas éticas y derechos ciudadanos fundamentales y universalmente aceptados y se involucraron en crímenes de lesa humanidad.

 

Ahora, ¿qué sucedería si también se someten a los secuestradores, atracadores, terroristas de izquierdas que asesinaban, ponían bombas y cometían los mismos desafueros que los terroristas de derechas? Ahí ponen el grito en el cielo. Y es que hay muertos a los que vale la pena y otros que lo único que merecen es olvido. Hay hechos que penalizar y otros a los que echar tierra. Y con esa doble moral ¿cómo quieren ser tomadas en serio?

 

Un muerto incómodo es este poeta Roque Dalton, que tras 35 años de ser asesinado por sus propios "compas" se resiste a ser sepultado en el olvido. De hecho, emerge como un fantasma y acusa al actual gobierno salvadoreño del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, FMNL, formación política proveniente de la alianza guerrillera que intentó por las armas conquistar un poder que obtuvieron electoralmente por los votos en las pasadas elecciones, de garantizar impunidad y premiar a sus asesinos, algunos de ellos como Jorge Meléndez, director de Protección Civil, alto funcionario del gobierno que preside Mauricio Funes.

 

¿Qué significa "debate ideológico" según la izquierda?

 

El gusto por el eufemismo y el disimulo, por la mentira y el cinismo no es sólo típico de los bergantes de la "derecha", también lo es de los no menos bergantes de la "izquierda". Así, usted, yo, cualquiera caería en una trampa si a la expresión "debate ideológico" le suponemos discusión y contraste de ideas, posiciones y líneas de acción. No, en el lenguaje izquierdista significa simplemente eliminar físicamente al oponente.

 

Usted mata al que discrepa y luego explica que su posición fue derrotada en el debate ideológico. Veamos un poco qué podemos hilvanar del proceso en que un grupo de sus propios compas decidieron asesinar al poeta Roque Dalton y a un infeliz obrero que secundó sus ideas.

 

Roque Dalton, poeta, narrador, ensayista, hijo del norteamericano Winnall Dalton y la enfermera María Josefa García, había sido encarcelado por sus actividades políticas en 1960 y, tras el derrocamiento del presidente José María Lemus, liberado en octubre de ese mismo año. Salió del país y vivió largas temporadas en México, Checoslovaquia y Cuba. Visitó la Unión Soviética y Corea del Norte. Y llegó un momento en que decidió regresar a El Salvador e integrarse a la lucha clandestina por imponer un gobierno totalitario en su país (sí, no democrático, no plural; una dictadura totalitaria, aunque moleste que se diga; el que haya sido víctima de sus propios conmilitones no lo exculpa del tipo de régimen que quería imponer a tiro limpio en El Salvador).

 

Retorna a El Salvador el 24 de diciembre de 1973 por el aeropuerto de Ilopango con un pasaporte falso con el nombre de Julio Dreyfus, proporcionado probablemente por la Seguridad Cubana, ducha en esos menesteres, y se incorpora a una organización ultraizquierdista salvadoreña: el denominado Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP.

 

La fama ganada por Dalton como escritor y sus relaciones con la intelectualidad de izquierdas: amigo de Julio Cortázar, Eduardo Galeano, Regis Debray, entre otros,  generó celos dentro de los dirigentes de las bandas extremistas que en El Salvador se disputaban la dirección política de la izquierda, en muchas ocasiones a tiros. Uno de esos personajes, el "Comandante Marcial", Salvador Cayetano Carpio, se dedicó a levantarle un chisme para desacreditar al recién llegado. Cayetano Carpio era celoso de su posición de primacía dentro de los grupos que formaban la "izquierda" salvadoreña. Según el "Comandante Marcial", Roque Dalton tenía una historia oscura porque se había escapado del penal de Cojutepeque escarbando hoyos con una cucharita. Y agregó a sus insinuaciones que su organización, las llamadas "Fuerzas Populares de Liberación", FPL, tenía seria desconfianza de Dalton. Otra acusación de Carpio a Dalton fue que se había entrevistado "con un agente de la CIA estadounidense", según informó Eduardo Sancho, alias "comandante Fernán Cienfuegos", uno de los implicados en el crimen de poeta salvadoreño.

Roberto Bolaño, el novelista y ensayista chileno ya fallecido, vivió en El Salvador y conoció a los ejecutores de Dalton, quienes le proporcionaron información sobre el caso. En una entrevista aportó lo siguiente: "Discutieron durante todo el día, porque Roque Dalton se oponía al levantamiento armado y los comandantes decían que ya era la hora y que había que empezar la revolución. No llegaron a ningún acuerdo; Roque Dalton se fue a dormir, los comandantes siguieron discutiendo y dijeron: hay que matarlo."

 

Como el mismo implicado Joaquín Villalobos, uno de los participantes en el crimen, admitió: "indiscutiblemente no hubo juicio, aunque nosotros hayamos dicho que eso fue un juicio". Fue un acuerdo para matar a mansalva a uno de los suyos. Y a eso llama el propio Joaquín Villalobos, que hace honor al lobo que hay en su apellido, caer "en circunstancias del debate ideológico en el seno del movimiento revolucionario". ¿Hay alguna duda de qué significa para esos señores el "debate ideológico"? Un tiro es el mejor argumento para ganar una discusión, evidentemente.

 

Lo que se conoce del crimen en sí

 

Roque Dalton fue detenido por sus propios camaradas en abril del 1975, hace ya 35 años, junto al militante Armando Arteaga, alias "Pancho", jefe del taller de explosivos del ERP, que apoyó la posición que sostuvo Dalton en su imprudente "debate ideológico" que costó a ambos la vida.

 

Originalmente, la acusación hecha a Dalton y a Arteaga por dirigente del ERP Alejandro Rivas Mira, alias "Sebastián Urquilla", fue incurrir en "faltas en la disciplina militar". De ahí, Rivas Mira pasó a la "insubordinación" para luego derivar en la de "perturbar la insurrección". Para agravar la situación de Dalton y Arteaga, añadió que Dalton era un "agente cubano" y simultáneamente un "agente de la CIA", maravillas de la ubicuidad política que no sabemos cómo la justificó.

Rivas Mira y Vladimir Rogel Umaña, alias "Carlos" o "El Vaquerito" proponen el fusilamiento de Roque Dalton y Armando Arteaga, un eufemismo por balazo en la nuca, pero ¿qué utilidad tiene para estos señores de la guerra la precisión semántica? Joaquín Villalobos se suma a la recomendación y vota por asesinar a Dalton.

 

Hacen entonces, una simulación de juicio sumarísimo, en que Villalobos asume el papel de acusador y Eduardo Sancho de abogado defensor, un gusto por las formalidades para guardar las apariencias, datos que cuenta el mismo Eduardo Sancho en su libro testimonial "Crónicas entre los espejos". Joaquín Villalobos aceptó que participó en la decisión y la comisión del  asesinato de Dalton junto a Alejandro Rivas Mira, Jorge Meléndez, alias "comandante Jonás", Vladimir Rogel Umaña as "El Vaquerito",  Alberto Sandoval, alias "Lito" y otro del que sólo se conoce su seudónimo: "Mateo".

 

Jorge Dalton, hijo del poeta, que junto a su hermano han ido reuniendo información sobre el asesinato de su padre, cuenta que Dalton "fue golpeado salvajemente durante los días previos a su asesinato. Sus verdugos entre ellos Villalobos sabían de antemano a quien asesinarían. Se jactaban diciéndole en cada golpiza que pronto acabarían con la vida de un "intelectual de mierda y pequeño burgués", "en las filas de los revolucionarios no había cabida para semejantes traidores".

 

El 10 de mayo de 1975, fecha en que en El Salvador celebran el Día de las Madres, Vladimir Rogel Umaña, "El Vaquerito", ejecuta la orden de asesinar a Dalton, detenido con Arteaga en una casa del barrio Santa Anita, en la capital San Salvador,  y lo coloca de espaldas, frente a una pared, volándole la tapa de los sesos. "La sangre del poeta se esparció por todo el cuarto, la que hubo que limpiar por varios días seguidos, según me contó un testigo de los hechos." Igual suerte corrió Armando Arteaga, alias "Pancho".

 

En su libro "En silencio tenía que ser. Testimonio del conflicto armado en El Salvador (1967-2000)", su autor Carlos Eduardo Rico recrea los últimos instantes del poeta Roque Dalton antes de ser ejecutado por "El Vaquerito" Umaña: "… El día en que iban a 'ajusticiarlos', se dirigieron a la habitación donde estaba Roque y le dijeron: 'Es hora que salgas al patio a tomar el sol'. 'Sí, dicen que el sol cura el jiote', se puso a reír y salió. Por la espalda lo asesinaron, le pegaron un sólo tiro entre la nuca y el occipital. Roque se derrumbó sin decir palabra." En eso consistió el "fusilamiento", una simple ejecución sumaria, típica de los gangsters y de los estalinistas de la KGB.

 

Acto siguiente, empezó la acción descalificadora, el esfuerzo por justificar el crimen y presentarlo como un éxito frente al estupor de la misma izquierda latinoamericana. Un comunicado del autodenominado Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP informó del asesinato en los siguientes términos: "El Ejército Revolucionario del Pueblo fue objeto de infiltración enemiga por medio del salvadoreño Roque Dalton, quien militó durante algún tiempo en nuestra organización revolucionaria y quien estaba colaborando con los aparatos secretos del enemigo. La labor traidora que realizó Roque Dalton en el seno de nuestra organización costó a nuestra organización y a nuestro pueblo la vida de dos de sus mejores combatientes Armando y Mauricio y el fracaso de algunas acciones militares revolucionarias. Roque Dalton fue detectado, capturado y fusilado por las fuerzas del E.R.P. Existen innumerables pruebas de su labor traidora en el seno de nuestra organización."

 

Una versión distinta sobre el lugar del asesinato fue hecha pública por el escritor David Escobar Galindo, quien amplifica una versión que el chileno Jorge Salazar, miembro de la Misión de las Naciones Unidas para El Salvador, ONUSAL, en 1993, le brindó en torno a la suerte corrida por el poeta. Salazar indicó que según sus indagaciones Dalton fue asesinado en el lugar conocido como El Playón, a pocos metros de la carretera que une el peaje de Santa Ana con Quezaltepeque. "Los restos de ambos habrían sido semienterrados allí, atrayendo, en pocas horas, a los animales de la zona. Sus cadáveres fueron prácticamente devorados."

 

Aunque discrepan del lugar en que se verificó el crimen, los hijos de Dalton coinciden en que su investigación arroja que los restos de Dalton y Arteaga fueron semienterrados en El Playón.

 

La suerte posterior de los implicados en el asesinato de Roque Dalton.

 

Tras el asesinato de Dalton, el ERP se sumergió en una espiral de ajusticiamientos y condenas a muerte. Eduardo Sancho, el "defensor" de Roque Dalton en el mamotreto de juicio, junto a Lil Milagro Ramírez y otros se separaron del ERP y se ocultaron, fundando la organización Resistencia Nacional, RN, para evitar la orden de muerte que pesaba sobre ellos. En noviembre de 1976,  Lil Milagro Ramírez fue detenida por agentes de la Guardia Nacional salvadoreña y asesinada en la cárcel en octubre del 1979, figurando oficialmente como "desaparecida".

 

El líder del ERP, Alejandro Rivas Mira, quien tenía un grueso prontuario de delitos entre secuestros, atracos y crímenes "para la revolución salvadoreña", en 1977, tras cobrar el rescate del secuestro del empresario Roberto Poma, que murió en cautiverio, se alzó con buena parte de los fondos millonarios del ERP y hasta el sol de hoy. Como vemos, Alejandro Rivas Mira hizo su propia "revolución" y desde entonces no hay quien le vea la cara.

 

Vladimir Rogel Umaña, "El Vaquerito", ejecutor de Dalton, fue "ajusticiado" luego por sus propios conmilitones por las controversias que provocó la fuga de Rivas Mira con los millones acumulados por secuestros y atracos.

 

En 1980, el ERP se alió con las Fuerzas Populares de Liberación, FPL, de Salvador Cayetano Carpio, la Resistencia Nacional, RN, de Eduardo Sancho, y el Partido Comunista Salvadoreño, PCS, dirigido por Schafik Jorge Handal, y formaron el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, FMNL, intensificando la guerra de guerrillas contra el gobierno salvadoreño.

 

Salvador Cayetano Carpio, el "comandante Marcial", quien fue el que lanzó las acusaciones que emplearon luego sus propios compañeros de causa para asesinar a Roque Dalton, llegó al extremo, según Schafik Jorge Handal, en su afán de mantener la hegemonía en el FMNL , de imponer  incluso choques armados con otras fuerzas del mismo FMNL. Según Handal, Cayetano Carpio "tenía un plan mucho más ambicioso, también iba a suprimir a una serie de dirigentes del FMLN y de su propia organización."

 

Diferencias con otra dirigente de su misma secta política, la ex-dirigente de los maestros salvadoreños, Mélida Anaya Montes, alias "comandante Ana María" mostraron una vez más la cruenta faz de esa "izquierda". Anaya Montes se había trasladado a Nicaragua en 1980, junto con otros miembros del Comando Central de las FPL. En 1983 las diferencias entre las posiciones de Anaya Montes y Salvador Cayetano Carpio se agudizaron.  Carpio se sintió desafiado en su propia organización.

 

Decidió hacer un viaje a Libia y luego llegar clandestinamente a El Salvador a promover sus puntos de vista políticos entre los dirigentes del FPL, a fin de revertir la tendencia en su secta de apoyar la posición de negociación promovida por Anaya Montes como salida al conflicto militar salvadoreño. Antes de irse de viaje, sostuvo en Managua, Nicaragua, varios encuentros con Rogelio  Antonio Bazzaglia Recinos, alias "comandante Marcelo". Según líderes del FPL en esos encuentros Cayetano Carpio ordenó a Bazzaglia el asesinato de Mélida Anaya Montes, otra muestra más de lo que significa "discusión ideológica" para la izquierda.

 

Bazzaglia, que para entonces tenía 29 años de edad, reunió a un grupo de conmilitones de su confianza, entre ellos Julio Armando Sosa Orellana, alias "Efrén"; Santos Andrés Vásquez Molina, alias "Jacinto" y Walter Ernesto Elías, alias "Francisco" y les informó que "Ana María ya no es compa, ella planea desprestigiar la personalidad revolucionaria del comandante marcial y llevar al plano público las divergencias políticas internas", ordenándoles asesinarla. Igualmente les informó que el personal de seguridad de Anaya Montes estaba al tanto y facilitarían la misión criminal y les ordenó evitar a toda costa hacer disparos.

 

El 6 de abril del 1983 los asesinos llegaron a la vivienda en que residía Anaya Montes.  La mujer,  de 54 años de edad, dormía. Los tres sujetos sacaron de los pequeños bolsos que cargaban navajas y picahielos. Uno se abalanzó sobre la mujer, le sujetó la cabeza mientras le tapaba la boca. Otro le inmovilizó las piernas. El tercero le infirió 81 punzonazos con el picahielos. Luego la degollaron. Eran las dos y treinta de la madrugada.

 

De inmediato, la comandancia general del FMLN y el gobierno sandinista acusaron a la Agencia Central de Inteligencia, la CIA, de haber cometido el crimen. A Cayetano Carpio le informaron telefónicamente del asesinato de la "comandante Ana María" y voló a Managua. En el sepelio de Mélida Anaya Montes aparecía el rostro sombrío del "comandante Marcial" junto a los comandantes sandinistas Tomás Borge y Daniel Ortega.

 

Agentes del Ministerio del Interior sandinista apresaron el mismo día de los funerales a Rogelio Antonio Bazzaglia y ya el 12 de abril habían apresado a todos los participantes en el asesinato.

 

Bazzaglia declaró que "su acción le había sido orientada por Salvador Cayetano Carpio". El "comandante" de las FPL, Leonel González, recuerda que "El día que se suicidó, Marcial llegó y me planteó que (los sandinistas) le habían mostrado declaraciones de Marcelo (Bazzaglia) que lo comprometían (con el asesinato de Ana María). Le planteé que mejor se fuera hacia Cuba porque podía ser capturado. Marcial aceptó y pidió que le arregláramos el viaje…" Al irse González, Cayetano Carpio le pidió a su esposa que le preparara un par de huevos fritos. Mientras ella cocinaba, se encerró en su estudio, escribió dos cartas, una dirigida a las jefaturas del FPL y del FMNL y otra al "pueblo salvadoreño". Luego cogió una pistola de cuatro bocas, regalo que le hizo el ex–dictador panameño Omar Torrijos, y se disparó en el corazón.

 

Funes, el desmemoriado

 

Jorge Luis Borges escribió una fábula de un hombre que nada olvidaba, que todo lo recordaba: Funes, el memorioso, un hombre que padece de hipermnesia. Pero el presidente Carlos Mauricio Funes Cartagena, de El Salvador, periodista, está en los antípodas: es Funes, el desmemoriado, el que no quiere darse cuenta, el que elude hacer justicia.

 

Candidato electo por ese caldo de siglas que es el FMNL en las elecciones del 15 de marzo del 2009, Mauricio Funes asumió la presidencia de El Salvador el 1ro. de junio del 2009 y una de sus primera medidas fue nombrar a uno de los asesinos de Roque Dalton, al llamado "comandante Jonás", Jorge Meléndez, como director de Protección Civil.

 

A Dalton, 23 años después, le levantaron acta de defunción. Pero sus hijos desconocen el lugar donde descansan sus restos. Y no han recibido una palabra de arrepentimiento de quienes asesinaron a su padre.

 

Los dos hijos que sobreviven de Roque Dalton, Juan José y Jorge Dalton, han demandado al presidente Mauricio Funes que cancele el nombramiento de Jorge Meléndez, pero el presidente Funes ni ha querido recibir a los hijos de Dalton ni tampoco ha obtemperado la petición, declarando que Meléndez se beneficia de la "presunción de inocencia" y que: "Cuando tenga que destituir a un funcionario lo haré o porque no es idóneo o porque (...) le he perdido la confianza".

 

Por otro lado Funes se dedicó a enaltecer la figura de Roque Dalton, aprovechando el 35 aniversario de su asesinato, acción que fue rechazada por los hijos de Dalton que desautorizaron al gobierno de Funes a hacer "uso absoluto de la imagen, el nombre, ni de la obra de Roque Dalton hasta que no repare esta incongruencia ética de tener a uno de sus asesinos en su Gobierno".

 

A la demanda de los hijos de Dalton, Funes ripostó que Dalton "es patrimonio del pueblo salvadoreño, no patrimonio de particulares".

 

Por su parte, Jorge Meléndez hace cabriolas verbales para eludir su responsabilidad. Así observa que lo de Dalton no fue un asesinato, sino "un proceso político". El retorcimiento y el eufemismo alcanzan en Meléndez niveles de delirio: "Bueno, en todo lo que usted llama asesinato está implicando un punto de vista, que al menos yo no lo comparto con usted. Estamos hablando de una situación de una guerrilla, donde se dio un proceso político y donde Roque Dalton fue muerto. Por asesino yo entiendo que una persona comete un acto contra otro, no sé por qué motivo y ahí estamos hablando de un proceso político. Yo no soy asesino de Roque Dalton, eso lo quiero dejar claro."

 

Jorge Meléndez, además, confiesa: "mi pensamiento y mis convicciones son de socialismo democrático".  Y para clarificarlo más, declara: "Yo soy miembro del Partido Social Demócrata". ¡Imagínese usted el resto!

 

Joaquín Villalobos, otro de los que decidieron  el crimen y que confesó públicamente su responsabilidad, es actualmente consultor internacional en resolución de conflictos y asesora a los gobiernos de México y Colombia.

 

Dalton escribió un poema: "Buscándome líos" cuyo tema es su primera reunión de célula comunista. Él creyó que el lío que se buscaba era con la derecha salvadoreña, pero el lío verdadero que se buscó fue con sus propios camaradas, los que clausuraron su obra poética con un certero tiro en la nuca. Y de paso también dieron fin a su divergencia ideológica. 


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El autor es escritor. Actualmente edita y dirige cinco colecciones de libros digitales que regala sin costo por la Internet. Para recibirlas, escríbale a librosderegalo@gmail.com




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