viernes, 16 de abril de 2010

RE: HONOR a los CAÍDOS y REPUDIO a sus VERGUGOS, hoy GOBERNANTES

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Subject: HONOR a los CAÍDOS y REPUDIO a sus VERGUGOS, hoy GOBERNANTES
Date: Thu, 15 Apr 2010 01:59:01 -0300

 

Honor a los CAÍDOS

y

repudio a sus VERGUGOS, hoy gobernantes

 

 

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Homenaje a  la  Memoria  del

 

Prof. ARMANDO ACOSTA y LARA DÍAZ

 

y, en él, a todos los

 

Caídos en la Lucha Contra la Sedición

 

 

 

Una vez más, como hacemos el 14 de abril de cada año, estamos recordando a los Caídos en la Lucha contra la Sedición Marxista.

 

Tributamos nuestro homenaje a la memoria de todos y cada uno de ellos, que son las verdaderas e inocentes VÍCTIMAS hoy injustamente olvidadas y agraviadas por la prédica de la izquierda gubernamental.

 

Nuestra condición de docentes nos induce a recordar especialmente al Prof. Armando Acosta y Lara, educador de fecunda trayectoria e ilustre hombre público que cayó acribillado por la sedición en la mañana del 14 de abril de 1972. Le dispararon desde la ventana del templo religioso ubicado frente a su domicilio en momentos que salía de su hogar. Ese mismo día, que estigmatizó a la sociedad entera, fueron también asesinados el Sub. Crio. Oscar DELEGA, el Ag. Carlos A. LEITES y el C/C Ernesto MOTTO.

 

Al evocar al educador asesinado, renovamos el compromiso de defender su nombre.

 

La izquierda, encaramada en el gobierno, justifica y glorifica a la guerrilla marxista mientras ataca  –política, mediática y judicialmente-  a quienes la combatieron.

 

La memoria de los CAÍDOS

-que fueron cobarde y brutalmente asesinados por la guerrilla criminal-

está siendo hoy ofendida por la "historia oficial"

fabricada por gobernantes, instrumentada por los historiadores mercenarios y divulgada por los medios masivos.

 

Usando y abusando de los mismos derechos que hoy nadie tendría si la guerrilla hubiese triunfado, los homicidas de ayer, hacen ahora la apología de sus crímenes y agravian a los Caídos en la Lucha contra la Sedición.

 

Nunca olvidaremos los crímenes cometidos por la guerrilla.

 

Combatimos la amnesia deliberada que se pretende imponer desde el gobierno con la complicidad de los medios de comunicación.

 

Que la sangre inocente derramada por los Caídos nos mantenga vigilantes y combativos.

 

Prof. Alexander TORRES MEGA

Dir. Resp. de FLASHESCulturales

E mail: Flashes@adinet.com.uy

 

 

NO OLVIDAMOS A LAS VÍCTIMAS DE LA GUERRILLA CRIMINAL AUNQUE SUS VERDUGOS ESTÉN ENCARAMADOS EN CARGOS DE GOBIERNO

 

2010: ALERTAR – ESCLARECER - DOCUMENTAR – DENUNCIAR – RESISTIR

 

 

 

 

Renovamos un pedido especial:

 

Sugerimos que, al recordar a nuestros Caídos, víctimas de la saña criminal del terrorismo sedicioso, pensemos también en aquellos que debieron arriesgar sus vidas al enfrentar a la guerrilla marxista y hoy padecen injusta prisión o están extraditados.

 

No olvidemos a cada uno de los perseguidos por la secta roja en su furiosa venganza política revestida con disfraz de justicia

 

Recordar a quienes fueron asesinados por la subversión terrorista debe convocarnos a redoblar esfuerzos en esta lucha ideológica, cuyo campo de batalla actual es la opinión pública y en la que los medios de comunicación atacan el alma de las personas honestas, de modo análogo a la metralla y a la bomba con que atentaron contra nuestros Caídos y contra la sociedad toda.

 

A las familias de los Caídos y, también, a las familias de los presos y extraditados, les reiteramos nuestra solidaridad de siempre, en comunión de ideales y hermanados en este combate ideológico que es la continuación de aquella misma guerra en la cual unos entregaron hasta la última gota de su sangre y por la cual otros, todavía hoy, sufren injusta prisión, en el marco de la persecución político-judicial y mediática que contra ellos la izquierda ha orquestado.-

 

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RECORDANDO A LOS CAÍDOS…

 

DOLOR, IMPOTENCIA, DECEPCIÓN E INDIGNACIÓN

 

 

Desde la adolescencia, al presenciar injusticias o padecer las primeras agresiones, siempre reaccioné con energía aunque sin cometer imprudencias ni incurrir en violencia. Jamás eludí responsabilidades, siempre asumí las consecuencias de mis dichos y de mis actos. Nunca utilicé seudónimos ni me refugié en el anónimo. Y todo ello me ha traído abundantes problemas. Todavía hoy sigo padeciendo los perjuicios de enfrentar a los sectarios discípulos de Marx, Stalin, Goebels y Gramsci.

 

Ante cada embestida de la izquierda liberticida, una de las comprobaciones tan frecuente como dolorosa, es la complicidad  -por acción u omisión- de quienes deben oponérsele y no lo hacen. Es algo así como una constante demostrable, que cada victoria de la izquierda, en cualquier ámbito, solamente resulta posible si cuenta con la debilidad cómplice o la traición de quienes deben enfrentarla seria y firmemente y, lejos de ello, le facilitan el triunfo mediante su pasividad entreguista o su tibieza colaboracionista.

 

Confío que estas líneas sirvan de premisas para intentar explicar parte del grave y doloroso panorama actual e inferir cómo debemos ver, juzgar y actuar ahora que el calendario nos vuelve a convocar para recordar a las víctimas de la guerrilla criminal marxista.

 

1.- VER ¿qué sucedió y cómo llegamos al desastre actual?

 

Desde los primeros años de la década del 60, ante el fracaso electoral del comunismo, nuestros países iberoamericanos sufrieron la brutal agresión del terrorismo guerrillero que siempre contó con el apoyo de la siniestra dictadura cubana.

 

La guerrilla  -urbana o rural-  estalló simultáneamente en los diversos países que, desde dentro y desde fuera, resultaron jaqueados.  Con algunas variantes tácticas, todos los focos revolucionarios aparecen inspirados en una misma ideología marxileninista.  La paz social fue resquebrajándose por la prédica y los métodos de minorías perturbadoras. La convivencia pacífica y armónica de las sociedades democráticas se vio gravemente afectada por conflictos cuyos motivos, cuando estaban latentes, se exageraron, y cuando no existían, se fabricaron.

 

Los descontentos se exacerbaron y se fomentaron los resentimientos a través de un discurso que apuntó a destruir todo vínculo de armonía, complementación y solidaridad.  Han sido los frutos amargos del odio y la lucha de clases que todavía hoy se sigue predicando.  Las mentes inermes de los más jóvenes fueron objetivos prioritarios de las campañas proselitistas desarrolladas en las casas de estudio que terminaron convertidas en focos de agitación social.  Quienes se opusieron a las patotas izquierdistas resultaron víctimas de "desgremializaciones" y de ataques de diverso tipo.

 

La subversión marxileninista sembró terror, muerte, destrucción, caos. Asesinatos, secuestros, robos, atentados, etc. aparecieron como trágicos ingredientes cotidianos. Civiles, policías y militares fueron cruelmente asesinados por la guerrilla sanguinaria que fue quien tomo la iniciativa de las acciones violentas.

 

El régimen democrático fue violentamente atacado, las instituciones fueron infiltradas, corroídas, desbordadas. Los sediciosos se burlaron de la legalidad democrática, aunque buscaron ampararse en ella para destruir el orden imperante. La fórmula sigue siendo utilizada: aprovechar las libertades que brinda la democracia para aniquilar el propio sistema que proporciona esas libertades.

 

Lejos de ser contraria a los gobiernos de fuerza, la izquierda ha sido  -y es-  favorable a las dictaduras, por brutales que ellas sean, siempre que respondan a su mismo signo ideológico.  Esto explica la idolatría que la izquierda todavía mantiene para con la tiranía vitalicia de Cuba.

 

Hoy, fiel a la doctrina y a la praxis de la violencia revolucionaria, la izquierda ve con buenos ojos las acciones guerrilleras y terroristas en diversos países. Basta observar las simpatías y complicidades con la narcoguerrila en Colombia, con la organización terrorista ETA, con el terrorismo islámico, etc.

 

El protagonismo militar fue consecuencia directa de las acciones violentas de la propia izquierda y del reclamo de la sociedad, que se vio inerme ante los ataques del terror guerrillero.

 

La saña criminal de los guerrilleros quedó al descubierto. La brutalidad de los crímenes cometidos mostró la falta total de escrúpulos de estos verdugos que hoy, desde el gobierno, pretenden aparentar haber sido víctimas.  Pisotearon normas morales y jurídicas. Negando a Dios y desconociendo toda ley,  no hubo "prejuicio  burgués" capaz de detenerlos. Ahora, igual que antes, procuran mostrarse como sanos idealistas e inocentes "luchadores sociales" al servicio de causas filantrópicas.

 

 

2.- Repugnante papel de los medios de comunicación masiva

 

Desde hace años, los medios vienen acatando sumisamente esa voz de orden de la izquierda que consiste en, por un lado, imponer el olvido acerca de los crímenes cometidos por la guerrilla y, por otro, ir linchando mediáticamente a quienes tuvieron que combatirla.

 

Hubo un vaciamiento de la memoria en la población.  Hoy, pocos recuerdan los crímenes de la guerrilla. Está prohibido recordarlos. Los papagayos rojos incrustados en todos los medios masivos "cocinan" la información de tal forma que siempre lucre la izquierda. Se amordaza a quienes pudieran revertir la amnesia y se le pone un megáfono todo el tiempo a la izquierda mentirosa y vengativa.

 

Así, mediante omisiones y deformaciones novelescas, van imponiendo la mentira oficial. Los historiadores mercenarios, al servicio ideológico de la izquierda gubernamental, se suman a esa tarea de ocultamiento, con la complicidad de guerrilleros y militantes sindicales, travestidos en pedagogos e incrustados en el cuerpo docente.

 

Aquí, por el momento, la izquierda encaramada en el gobierno para nada necesita cerrar medios de comunicación. Cuenta con ellos, los tiene a su entera disposición. Los gobiernos de izquierda precisan de los medios tal como están actuando ahora y los viene utilizando muy bien.  En general  -salvo excepciones que cada día cuesta más encontrar-  los medios masivos son despreciable y repugnantemente serviles para con la izquierda.  Gracias a estos mismos medios la izquierda llega al gobierno y se mantiene en él sin mayores sobresaltos.

 

 

3.- La cúpula política favoreció  –antes y ahora–  a  los verdugos

 

Entre políticos y periodistas abunda la demagogia y faltan agallas. Para que el odio revolucionario y revanchista de la guerrilla y sus compañeros de ruta pueda ser digerido por cuanto cretino-útil anda por ahí, utilizan como edulcorantes un supuesto idealismo de los homicidas y una aparente actitud filantrópica de los terroristas. Pero la verdad es otra y bien diferente a la que pretenden. Los guerrilleros despreciaron el valor de la vida humana, nunca tuvieron escrúpulos en asesinar  -cobarde y vilmente-  a civiles, policías y militares. Jamás se arrepintieron de sus crímenes. Ni siquiera para intentar hacer más disculpable la pésima actitud de los políticos (¿cuándo no?) que los premiaron con una amnistía.

 

Así, amnistía y premios múltiples mediante, liberados unos, regresados del exilio otros, todos se dedicaron a crear las condiciones que les permitiría acceder al gobierno (objetivo cumplido) y concretar la gran venganza político-ideológico-jurídica que ahora presenciamos.

 

Por todo esto, sostengo que el problema sedicioso y el tan publicitado tema de los "derechos humanos" estuvo mal planteado y peor resuelto por los políticos desde el primer momento, a través de:

 

A - Una inmerecida amnistía para criminales de todo tipo, incluidos los guerrilleros (hasta los que regresaron del exterior o de la clandestinidad sin haber sido juzgados ni haber estado presos un solo minuto) y

 

B - Una Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado (para quienes tuvieron que librar heroicamente la lucha contra la sedición) llena de imperfecciones y de talones de Aquiles, que permitieron se terminara violentando su letra y su espíritu.

 

En dos ocasiones se sometió a consulta ciudadana la ley de caducidad después de haberles regalado la amnistía a los delincuentes guerrilleros, sin que hubiese consulta alguna a la población para tal obsequio.

 

La ciudadanía respaldó la Ley que la izquierda sigue queriendo anular para revitalizar su furiosa venganza política con disfraz jurídico. Pero no le importa a la izquierda que esta Ley haya sido respaldada por el voto directo de la ciudadanía, como tampoco le importa que, en su momento, la Suprema Corte de Justicia haya declarado la constitucionalidad de ella.

 

¿Qué dirán ahora, para intentar justificarse, las jerarquías políticas y militares que colaboraron y colaboran con este gobierno pensando en la buena fe de la izquierda que sería respetuosa de la Ley de Caducidad?

 

¿Qué dirán ahora los optimistas entreguistas que creyeron en los dichos de la izquierda y confiaron que el gobierno frenaría a sus seguidores más radicales?

 

Ahora, no hay duda ni espacio para optimismos ingenuos: la izquierda toda se propone pisotear la ley, derogarla o, anularla.

 

La izquierda no se conforma con interpretaciones caprichosas de la mencionada ley para encarcelar a unos pocos. Va por más, por mucho más.

 

Dije antes y ratifico ahora: "Si para impulsar la furiosa venganza contra quienes enfrentaron a la guerrilla criminal, la ley opera como un obstáculo, la izquierda se encargará de interpretarla de manera tal que se supere ese obstáculo; pero si ello no alcanza, o no fuere posible o no fuese tolerable para el grueso de eso que llamamos "opinión pública", entonces simplemente se le pisoteará, se le atropellará o más directa y brutalmente se le anulará…  Habrá gestos teatrales que permitan pensar que el gobierno discrepa con la iniciativa de anulación…"

 

En suma: no se puede caer en la estupidez de pensar que la izquierda marxista es sincera cuando dice "respetar" la ley.

 

Para el marxismo, la legislación vigente es un "instrumento de dominación" y "debe ser destruida". La democracia y sus "formalidades burguesas", las libertades y garantías nada importan, fueron despreciadas antes y las volverán a pisotear ahora. La izquierda pisoteará esta ley y cualquier otra norma jurídica, moral o divina en la medida que le sea posible, gracias a la ausencia de oposición enérgica y eficaz.

 

Nada le importa a la izquierda en su furiosa embestida de venganza contra quienes enfrentaron el terror de la guerrilla

 

 

4.- Los muertos NO son iguales

 

No se debe confundir a las víctimas con los verdugos.  No se debe igualar a quienes agreden con quienes se defienden. No se debe equiparar a quienes tomaron la iniciativa de la violencia para atacar las instituciones, con quienes cumplieron el deber ético y jurídico de defender a la sociedad del terrorismo guerrillero.  No es justo poner en pie de igualdad a quienes se alzaron en armas contra la sociedad y a quienes respondieron en defensa de la sociedad agredida.

 

Está muy extendido el grave error de trastocar causas y efectos, confundiendo la apariencia con la realidad y equiparando a víctimas y verdugos.  Con ese fondo de cuadro erróneo y arrastrados por el injusto igualitarismo imperante, algunos repiten el yerro de afirmar "Todos los muertos son iguales".  Eso es FALSO. No es igual la muerte de una víctima inocente de un atentado terrorista que la muerte del propio terrorista a quien le explota en sus manos una bomba por él fabricada.  No es justo igualar al guerrillero que cobardemente asesina a traición con quien muere al enfrentarlo. No es igual la muerte del verdugo que la de su víctima inocente.

 

La izquierda, en su vengativa campaña, llena de odio y de rencor, ha llevado hasta el hartazgo su discurso poblado de cadáveres y de sepulcros.  Pero debemos recordarle a nuestros compatriotas que existen verdaderas víctimas  –ingratamente olvidadas por causa de tanta tibieza y cobardía–  que son aquellos civiles, policías y militares asesinados por la guerrilla marxista.

 

En medio del show mediático que el gobierno organiza a diario, cuando todos los medios masivos estén repitiendo como papagayos el mensaje que la izquierda quiere, mientras los terroristas de ayer siguen apareciendo en los medios travestidos en periodistas, educadores, poetas, etc. diciendo que buscan la verdad y que defienden los derechos humanos, se estará cumpliendo un nuevo aniversario de los crueles homicidios perpetrados por la guerrilla marxista.

 

Lamentablemente, hay también algún político considerado "de derecha" que parece estar encantado de haberse entreverado con los verdaderos culpables y abrazado con el actual presidente, al participar de un acto "cambalachero" organizado por el propio gobierno con el fin de aparentar espíritu pacificador a través de proclamar un "nunca más" que terminó siendo percibido como una condena a quienes debieron combatir al terrorismo guerrillero. 

 

Ante la mendaz campaña propagandística de la izquierda, como antídoto frente a la malintencionada ambigüedad gubernamental, ¿por qué ningún político o periodistas se animó a exigir una definición clara y precisa del gobierno con respecto a un nunca más a la guerrilla criminal, un nunca más a los asesinatos, secuestros, torturas, robos y atentados guerrilleros?

 

Nadie se atreve a pedir que quienes formaron parte de la guerrilla criminal  -y hoy integran el elenco gubernamental-  expresen clara, explícita y públicamente su arrepentimiento por los brutales asesinatos cometidos.  Tal arrepentimiento, en el supuesto caso de existir (¡oh ingenuidad!), debería estar acompañado del firme y público propósito de NUNCA MÁS intentar esa vía violenta.

 

 

5.- La cúpula militar y su silencio entreguista

 

Desde que políticos y militares programaron el retorno a la institucionalidad democrática, se viene observando un silencio sistemático por parte de la cúpula castrense con respecto a los crímenes de la guerrilla, a las complicidades de los dirigentes políticos con el terrorismo guerrillero y a las innumerables formas de agravio político-mediático que padecen aquellos uniformados que estuvieron en la primera línea del combate a la guerrilla criminal.

 

Ese silencio fue denominado "austero" por algunos. Otros le llamaron "solemne".  Yo lo califico como injusto, nocivo y cobarde porque posibilitó que los crímenes de la guerrilla fueran borrados de la memoria colectiva y facilitó que las mentiras se impusieran como "verdades oficiales", sin estorbos y en medio de un campo libre para que se enchastrara a quienes combatieron la guerrilla.

 

Ese silencio se le impuso disciplinariamente a los uniformados (doy gracias a Dios por ser civil) mientras se fueron apretando las mordazas a quienes, reaccionando ante tamaña injusticia, decían -de tanto en tanto-  alguna verdad incómoda para la maniobra izquierdista.

 

Se debió contrarrestar las interesadas "verdades a medias" y las mentiras fabricadas para glorificar a la guerrilla y demonizar a quienes arriesgaron sus vidas para combatirla. Debió haberse contrarrestado, también, el manejo mediático, teatral y macabro que la izquierda hizo y hace del tema derechos humanos.

 

Se debió exigir que los partidos políticos y las denominadas "organizaciones sociales" hicieran público su repudio a los crímenes de la guerrilla y, al mismo tiempo, un reconocimiento expreso a quienes arriesgaron y entregaron sus vidas en la lucha contra la subversión.

 

Nada de eso ocurrió y desde el alto mando militar se optó por el silencio que terminó favoreciendo a las maniobras psicopolíticas de la izquierda. El león del que tanto se habló, no solo no rugió sino que se transformó en un gatito dispuesto a dejarse maltratar.

 

Increíblemente, hubo también declaraciones formales de fuentes militares diciendo confiar en las buenas intenciones del gobierno. Preocupa observar la ingenuidad de quienes creen que pueden confiar en el hoy presidente, que está a frente de la misma coalición de izquierda que lleva adelante una sistemática campaña de glorificación de la subversión y de ataque a las FFAA que debieron combatirla.

 

Por mi parte, confieso que todo lo que pueda decir el gobierno izquierdista que padecemos está muy lejos de resultar confiable o seguro. Nada de lo que diga o haga este gobierno, en general, y su presidente, en particular, merece confianza.  Si dice que brilla el sol, hay que abrir el paraguas.

 

Hay que contribuir a hacer evidente la verdadera identidad ideológica de quien gobierna con apariencia de ser un buen hombre, fingiendo moderación y utilizando máscara de bienintencionado. Diciendo querer la paz lo vemos actuar en sentido contrario al que proclama. Nadie puede ignorar que este gobierno actuó reavivando pasiones que venían atenuándose, reabrió casos cerrados, se continúa interpretando arbitrariamente la ley y así, lejos de cicatrizar heridas, se machaca sobre ellas provocando más y nuevos dolores para lucrar propagandísticamente. Especialista en hacer doble juego, impulsa la revancha al tiempo que hace transmitir mensajes anestésicos.

 

Deben apreciarse los hechos y no las intenciones que se alegan en los discursos demagógicos, repletos de ambigüedad deliberadamente hipócrita.  En todo caso, es a través del obrar concreto que se ponen en evidencias las intenciones.

 

Lo cierto es que, en la izquierda, el afán de venganza es insaciable.  Irán hasta donde puedan o, mejor dicho, hasta donde se les permita. Véase por ejemplo que, mientras los jueces no dan abasto para atender los crímenes de la delincuencia que hoy golpea como nunca a la población honesta, con ese modo arbitrario de interpretar la ley, se obliga a esos mismos jueces a reabrir episodios ocurridos hace más tres décadas, a partir de lo que se le antoje decir a los ex guerrilleros, a sus cómplices, familiares y compañeros de ruta.  Así, el macabro show mediático se nutre casi todos los días con el invento de nuevos procedimientos, que obligan a desfilar por los juzgados a más y más uniformados, para el festín de los sedientos de venganza.

 

En estos temas, el gobierno y la izquierda TODA (ya no es creíble el cuento del sector "moderado", que, en verdad, nunca lo fue) van fomentando resentimientos y odios para canalizar la venganza político-judicial pretendida por quienes fueron militarmente derrotados, pero resultaron triunfadores en el campo propagandístico.

 

Como ha dicho un jurista y periodista de prestigio, se ha dado "luz verde a la venganza".  Es la continuación de aquella guerra por vías psicológicas, mediáticas, políticas y jurídicas, en las que el componente clave es dramatizar para captar, en los diversos sectores de opinión, una adhesión emotiva antes que racional. Es la manipulación del luto para ponerlo al servicio de las acciones propagandísticas en lo ideológico.

 

Inescrupulosamente, la izquierda lucra con el dolor ajeno. Cabalga montada en el sufrimiento que la propia guerrilla provocó al tomar la iniciativa de la violencia homicida. Los cadáveres nutren su propaganda. Actúa como ave rapaz y carroñera que se alimenta de todo lo que esté en estado de descomposición.

 

Está en marcha la venganza disfrazada de afán de justicia. Es "el antifaz judicial de la venganza", del que habla con claridad un prestigioso analista que recuerda a Max Scheler, definiendo al resentimiento como una "venganza diferida".  Los guerrilleros y sus compañeros de ruta, hoy en el gobierno, hace décadas que vienen alimentando ese resentimiento

 

Hipócritas y permanentes invocaciones a la ética y a los derechos humanos se suman a reclamos de supuesta equidad para servir de maquillaje a la peor forma de venganza encubierta, que es aquella capaz de obtener resoluciones judiciales que sean consecuencia directa de decisiones políticas.

 

Hoy, es necesario esforzarnos para procurar que la población comprenda que, más allá de los excesos que se hubiesen cometido, la lucha contra la guerrilla fue NECESARIA, JUSTA Y LEGÍTIMA.

 

 

6.- Hombres–símbolos

 

Los hombres más atacados por la izquierda son quienes más se arriesgaron en la lucha antiguerrillera. Estuvieron en la primera línea del combate. Son los que tenían que ir a buscar a las bestias guerrilleras escondidas en sus berretines. Debían sacarlas de sus cloacas y madrigueras. No fueron políticos ni burócratas parapetados detrás de escritorios. Se jugaron la vida y vieron caer a su lado a varios de los suyos.

 

Seguramente, por la acción decidida de estos hombres y de otros como ellos, la guerrilla perdió la ocasión de transformarnos, a sangre y fuego, en otra Cuba. Eso jamás se lo perdonarán. Los perseguirán siempre, los extraditarán, los difamarán, los calumniarán.  Para ellos, dice la izquierda, "ni olvido ni perdón" sino que merecen "paredón". Y a ese paredón pretenden conducirlos a través de un calvario judicial. Junto con ellos, serán perseguidas todas las personas e instituciones que tengan la osadía de enfrentar el terrorismo marxista.

 

Hasta la propia izquierda, con su incesante propaganda, resalta el valor de estos hombres y ha contribuido a convertirlos en figuras representativas de la lucha antiguerrillera. Son todo un símbolo aunque, claro está, odiado por quienes integraron la organización criminal y sus cómplices.

 

Lo que viene sucediendo en torno a ellos pone en evidencia la actualidad de los problemas predominantemente ideológicos y la vigencia del combate contemporáneo psicopolítico e incruento.  La lucha de hoy es una forma de continuación de aquella misma guerra en la que los Caídos entregaron su sangre.

 

 

Recapitulando

 

·         Quienes integraron las organizaciones terroristas y sus cómplices fueron beneficiados de mil formas por los políticos y ahora están estratégicamente ubicados en puestos claves de gobierno, desde donde siguen buscando aparecer como víctimas inocentes cuando, en realidad, han sido verdugos inescrupulosos.

 

·         Los historiadores mercenarios al servicio del gobierno siguen fabricando una "historia oficial" que convenga a la izquierda para justificar la guerrilla y condenar a quienes lucharon contra ella.

 

·         Los medios de comunicación nos imponen esa cadena nacional cotidiana de radio y TV, los 365 días del año, al servicio de los objetivos de la izquierda.

 

Mientras todo eso sucede, las verdaderas víctimas del terror guerrillero son hoy ignoradas, agraviadas y olvidadas. Ese olvido es la más cruel forma de injusticia e ingratitud.-

 

 

Prof. Alexander TORRES MEGA

Dir. Resp. de FLASHESCulturales

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