sábado, 20 de marzo de 2010

RE: HAITÍ, AMANUENSE DEL RENACER

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Date: Sat, 20 Mar 2010 02:17:31 -0500
Subject: HAITÍ, AMANUENSE DEL RENACER
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HAITÍ, AMANUENSE DEL RENACER

Darío Botero Pérez







CONTENIDO








Predicciones recurrentes

Gracias a la magia de la televisión, muchos ciudadanos globales habrán podido observar las series de History Channel sobre el anunciado fin del mundo (o, al menos, de una época ruin) para el 21 de diciembre de 2012.


Según informan, varios pueblos coinciden en esta fecha: los mayas, los hoppies (una tribu de lo que ahora llamamos USA), los hindúes y los chinos. Por su parte, otras profecías, como las de Nostradamus y San Juan, contribuyen a darle enjundia a las predicciones


Desde luego, las profecías siempre han sido advertencias. Su propósito es prevenir a las personas para que entiendan lo que se les viene encima, si no reaccionan.


Lo curioso es que, históricamente, las personas suelen no reaccionar contra lo profetizado.


Los famosos casos de Sodoma y Gomorra están al alcance de todos; en particular, de cualquiera aficionado a la verdad; alguien razonable, inteligente, digno. De cualquiera que deteste que lo engañen. De esos convencidos de que "la verdad nos hará libres". De esos que se respetan y respetan.


No es una invención oportunista sino una historia recogida en la Biblia. Quien lo desee puede constatarlo, obteniendo una versión de "primera mano".


El destino de ambas ciudades confirma la ceguera y la necedad humanas, fomentadas por los potentados en todas las épocas históricas y en todas partes.


Tal ceguera ha permitido que los violentos, inescrupulosos y desalmados, hayan sometido a las mayorías crédulas, ingenuas y, sobre todo, indefensas e inermes.


La ceguera histórica se expresa en la adopción y defensa incondicionales de ideologías alienantes, ya sean filosóficas, sociales, políticas o religiosas. En síntesis, todas ellas acientíficas y caprichosas, cuando no claramente absurdas.


Por sus nocivos efectos, entre ellas se destaca el sionismo que, con su absurdo antropocentrismo extremo pero selectivo, predica que los judíos son el centro del universo. Éste habría sido creado para servirles y complacerlos, de modo que pueden disponer de él como sus megalomanías ridículas e infundadas se los sugieran, como sea y contra quien sea.


Enemigos históricos declarados

Como "no hay mal que por bien no venga" –que es una fórmula dialéctica genial-, el consuelo y la oportunidad se presentan porque la ceguera de las mayorías no es congénita, afortunadamente.


Muchas veces es tan fingida como las "conversiones", a causa de las persecuciones de la Inquisición, de los "marranos" judíos, quienes eran y siguen siendo unos enamorados de la vida, dispuestos a conservarla a cualquier precio, incluyendo el exterminio de sus primos camitas, en particular de los palestinos.


Éstos, sobre todo, han sido sus víctimas constantes desde que Moisés sacó de Egipto al "pueblo elegido" en busca de la "tierra prometida" habitada por los descendientes de Cam.


El origen de la eterna calamidad lo establecieron los sueños del admirado Abraham. A nuestra generación le corresponde resolver de una vez por todas el impasse, que está en la raíz de los desastres de la especie.


La determinación sionista es un motivo permanente de inestabilidad, durante el período que denominamos Historia, desde sus inicios; pues la Biblia es uno de los libros más viejos y conocidos. Y una de las formas de definir la Historia es como el testimonio escrito de la presencia humana.


Semejantes desmesura y arrogancia deberán desparecer con la Historia, si es que la humanidad sana desea y es capaz de instaurar la Nueva Era, para vivir con dignidad y eludir el exterminio forjado por los potentados, condenados a desaparecer con la Historia que los vio reinar.


Una buena oportunidad para quitarles su máscara la ofrece el desafío sionista actual, empeñado en seguir colonizando las tierras palestinas y construyendo viviendas para los colonos judíos en las zonas de Jerusalén asignadas a aquellos, después de la artificial creación del Estado de Israel y sus posteriores guerras de ocupación.


Sus abusos permiten reconocerlos como los más persistentes y los peores enemigos de la humanidad. Así podremos derrotarlos de una vez por todas, mediante métodos pacíficos y altamente democráticos, pues no les podemos hacer el juego ya que su desafío al mundo entero se basa en su enorme capacidad asesina, ejercida en medio de una falta de escrúpulos infinita.


Debemos evitar caer en la trampa de la guerra. Es el último recurso que les queda para conservar el poder y seguir realizando su labor destructiva y envilecedora. Sería su oportunidad para adelantar los aterradores genocidios, también profetizados para el fin del mundo. Armas y ganas no les faltan. De todos depende que se salgan con la suya o se queden con los crespos hechos y pagando sus crímenes.


En consecuencia, su derrota y su condena, mediante la batería pesada de la verdad defendida por las mayorías honestas, será una condición inevitable para la victoria de la humanidad y la vida, que permita el ingreso a la Nueva Era. Es indispensable si no queremos extinguirnos con ellos.


Oportunidades en la abyección

Por eso, afortunadamente el origen de esa ceguera es externo. Se debe a las lagañas ideológicas que, como las reales, se pueden retirar con el consiguiente beneficio de recuperar la vista. En este caso, los que verán con claridad no serán los ojos sino los cerebros.


Para eso estamos dotados con ese órgano tan maravilloso. Es tan poderoso que su uso ha estado prohibido para las mayorías. Se lo han reservado los violentos aficionados al poder.


Consideran que pensar es subversivo, si lo hacen las multitudes conscientes. Pero saben que es lo natural para un cerebro funcional, incluyendo los de especies diferentes a la humana.


De ahí la necesidad de domesticar a las mayorías; de someter los cerebros ajenos a la voluntad, los mandatos y los prejuicios de los potentados; lo cual ha sido un signo característico de la Historia, en todas partes.


La domesticación de los humanos suele imponerse por la fuerza; y mantenerse mediante la alienación ideológica y la subordinación cultural. Así impiden que pelechen las ideas propias, inspiradas en la experiencia, el sentido común y la reflexión.


Pero, "mientras haya vida hay esperanzas". Sobre todo si defendemos nuestro derecho a pensar libremente, y a proteger nuestros intereses ejerciendo nuestros demás derechos sociales, económicos y políticos.


No tenemos por qué seguir defendiendo los intereses de los potentados. De cada uno depende serle fiel a su conciencia, o seguir traicionándola en beneficio ajeno.

Justificaciones del humanicidio

El hilo conductor del atraso y la dependencia de las mayorías, es el llamado "principio de autoridad".


Las teocracias lo justifican como un don de Dios exclusivo para los potentados. Una oportuna confirmación de sus arbitrariedades se la escuché a un cura en televisión, en un programa llamado "Cristovisión".


Afirmaba el santo varón que "Somos hijos de Dios, y la única libertad que tenemos es la libertad de la obediencia a Dios".


Desde luego, Dios habla a través de los "pastores". En la Iglesia Católica, una de sus muchas cornetas o altavoces fue Marcial Maciel, fundador de una institución que Juan Pablo II declaró como una prelatura papal.


Ambos iban para santos, pero el fundador pedófilo e incestuoso, como que no va más. Sus vilezas ya son de dominio público, y riñen totalmente con la decencia. Pero su habilidoso protector sí como que lo va a lograr.


Al menos, Ratzinger, abrumado con los abusos de los curas en USA, en Irlanda, en Alemania, y donde quiera que se indague, no dejará de acudir al proceso de canonización de su predecesor para desviar la atención de los crímenes de la Iglesia Católica.


Aunque tienen justamente asqueados a los buenos fieles, generalmente tan engañados e ignorantes de la historia de su Iglesia, sus crímenes van mucho más allá. Pasan por la Inquisición y la Conquista, se remontan a la Cruzadas, pero se rastrean desde los tiempos en que el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio romano, por lo menos (Los líos con la Magdalena, entre otros, pueden ser antecedentes más antiguos).



Por su lado, las "democracias" liberales sostienen y defienden el "principio de autoridad" como una delegación de la única fuente legítima del poder: las personas comunes y corrientes.


Pretenden negar que vivimos en un mundo donde todos somos "comunes y corrientes". Sabemos que nadie es inferior y, mucho menos, superior a los demás, a pesar de lo que se esmeran por inculcarnos los potentados y todos sus sirvientes.


Por eso, la democracia "representativa", cualquiera que sean su expresión y su alcance, no es verdadera democracia.


Fue una convención, prácticamente una impostura de la burguesía para superar el absolutismo monárquico, aprovechando la Revolución Francesa, y para distribuirse el poder entre los potentados, mientras al pueblo se le reservaba el elemental y dudoso derecho de votar dizque para elegir a las "autoridades"…


Democracia verdadera (o directa)

Pero actualmente, con Internet y el enorme desarrollo de los medios de comunicación e información, la verdadera democracia cada vez es más real, a medida que crecen los usuarios de la red y pierden el miedo de expresarse sin más guía que su propia conciencia y obteniendo la información que deseen.


Cada uno puede manifestarse sin necesitar a nadie que diga ser capaz de interpretarlo y representarlo. Esta pretensión, que sustenta a los políticos, es una falacia, pues nadie puede interpretar cabalmente a otro ser vivo, dada la diferencia innata o singularidad biológica.


Dilema universal

El devastador terremoto de Haití ocurrió el 12 de enero de 2010, cuando quedaban menos de tres años para el cumplimiento de las profecías mayas, corroboradas por otras culturas y que Nostradamus hasta se permitió ilustrar en varios dibujos asombrosos, que también se le atribuyen a su hijo César o a su secretario privado.


El último de ellos muestra un libro en blanco, sostenido por un loco en un gesto de ofrecimiento, desafiante y frentero, que nos invita a iniciar una Nueva Era. Esto es, a escribir los hechos de una época gloriosa, de hermandad, paz y armonía, basada en la verdad y la justicia; si somos capaces de superar la catastrófica Historia, que nos ha traído al borde del abismo de la extinción.


Sin duda, las injusticias y los crímenes que caracterizan la Historia son obras de locos. Por eso, los locos están condenados a desaparecer con la época en que pelecharon y, finalmente, declinaron para siempre. Sólo esperan el empujón que los meta en su sepultura, pues son como zombis que siguen deambulando después de muertos. Hay que enterrarlos.


Ahora -cuando el progreso se ha estancado, según lo representa la rueda sin ejes que aparece en la misma lámina-, el loco, amo y señor de la Historia, les ofrece un libro en blanco a quienes estén en condiciones de recibirlo.


El loco representaría la Historia que se extingue. Si no le arrebatamos el libro, para escribir nuestro propio relato, lo esperado o vaticinado sería tanto el fin de la Historia como el de la vida que conocemos, incluyendo la de cualquier posible cuerdo.


Desde luego, esto significa que le llegó la hora de reinar a la cordura. Ésta estaría representada por la humanidad fraternal, armónica y respetuosa de las singularidades y los fueros de los individuos y de los pueblos.


En consecuencia, esa humanidad reivindicada está destinada a trascender la Historia. Su época, o ciclo cósmico, corresponde a la Post-Historia o Nueva Era.


Actualmente son los cuerdos quienes deben escribir las proezas humanas. Les corresponderá hacerlo con exclusividad a partir del ciclo que comienza el 22 de diciembre de 2012, luego de dar por concluido, cósmica y definitivamente, el día anterior, el ciclo de la Historia.


Pero desde ya debemos ir dando pasos de avanzada, para lo cual el terreno propicio y providencial es la superación por lo alto de la dolorosa y lamentable situación en que se halla Haití, tanto por culpa de la naturaleza como de los potentados que han pisoteado y despreciado a su pueblo y saqueado intensamente sus riquezas.


Laboratorio de futuro

En este orden de ideas, el papel histórico de Haití no deja de ser asombroso.


Sus prematuras lecciones de libertad y dignidad, heredadas de los mandingas, no de los franceses, Napoleón se las cobró con el asesinato de cien mil ex esclavos.


Y los potentados jamás se las han perdonado. Más bien, se las han seguido cobrando, condenándolos al atraso, la ignorancia, la miseria, la superstición… Orquestados por regímenes tan criminales como los de los Duvalier, impuestos y dirigidos explícitamente desde 1915 por el decadente Imperio usano.


Pero sigue siendo un pueblo altivo y capaz; orgulloso de su identidad y lleno de valores humanos, desconocidos por- y ajenos a- quienes llevan más de 200 años oprimiéndolo y humillándolo.


El arrasado Haití ha sido manejado por perversos ineptos, tan corrompidos que el mismo USA ha calificado de tales a los funcionarios de Rene Preval, su cipayo actual, el títere con el que reemplazaron a Aristide y que ha demostrado su incapacidad tanto como su repugnante ambición, con su reacción frente al terremoto.


Esos epítetos del Imperio contra su solicito sirviente serían una demostración de "politiquería internacional", según dice Uribe, aburrido porque el Departamento de Estado también ha señalado su régimen como corrupto, a pesar de ser tan arrodillado y haberle cedido a USA las siete bases que alimentan la estratégica decisión de desatar la guerra mundial que salve a los potentados de su definitiva ruina.


El pueblo negro y mulato merece mejor suerte. Requiere rnacer como el modelo de democracia, igualdad y libertad que sus antepasados se esmeraron en establecer, prematuramente. El que les trazó la ruta de la independencia a los demás países latinoamericanos y a muchas colonias más, y que se atrevió a decretar y conquistar la libertad de los esclavos antes que cualquier otro país de occidente.


Es un desafío para la humanidad, que se juega su supervivencia y su futuro en esa tierra libertaria.


Los caducos, agrupados bajo las banderas del neoliberalismo que nos ha traído al actual desastre mundial, insisten en continuar precipitándolo. Son lastres de los que tenemos que desencartarnos a la mayor brevedad.


Obviamente, si no los derrotamos, todos perderemos. Pero a ellos no les importa.


El fracasado esfuerzo de la ONU para remediar los males políticos derivados de los golpes contra Aristide y establecer algún remedo de democracia relativamente creíble, confirma que es al pueblo al que le corresponde asumir directamente las riendas de su destino.


Nadie debe ser excluido; pero es claro que los niveles de analfabetismo en que han mantenido a la población, constituyen una limitante para el ejercicio idóneo del derecho político supremo a cogobernar.


O sea, a ser protagonista y beneficiario, en vez de víctima, del ejercicio colectivo de la convivencia social en las mejores condiciones posibles para todos y cada uno, ahora con dimensiones mundiales.


Afortunadamente, esa miseria ha permitido que muchos hayan tenido que emigrar de su isla a países más avanzados, donde han logrado obtener ingresos y, lo más valioso, educación.


Si quieren a su pueblo, ésta es la oportunidad para demostrarlo, adelantando y sosteniendo una campaña mundial que reúna los esfuerzos globales por hacer de Haití el modelo de democracia directa que todos necesitamos para superar la aterradora crisis multidimensional que nos agobia y amenaza con extinguirnos.


Están obligados a monitorear y controlar todas las ayudas, y a adelantar todas las acciones para protegerlas. Deben denunciar y evitar atropellos como los del tal "Fondo Bush-Clinton para Haití", tan oportunista y despreciable.


Internamente les corresponde promover soluciones de todo tipo, ofreciéndole a la población desamparada los medios para que asuma su destino participando en la definición, discusión y decisión sobre los asuntos públicos.


Entre éstos sobresalen, en las actuales circunstancias, las necesidades de salud, alimentación, vivienda, educación, empleo y recreación.


Un asunto definitivo es el referente a lo financiero. Mientras las donaciones en efectivo ofrecen la oportunidad de adquirir en el extranjero activos sofisticados y útiles, que mejoren las capacidades productivas; internamente es necesario establecer un sistema monetario autónomo, eminentemente público, que se encargue de generar la liquidez necesaria para que la economía funcione y para que todos los ciudadanos adquieran la capacidad de compra que la mayoría jamás ha tenido pero que, con seguridad, dinamizará su economía y resolverá problemas sociales que los potentados sólo se interesan en agravar.


Así se podrá generar un mercado interno que sus mismos habitantes entrarían a atender. La consecuencia sobre el bienestar sería inevitable, pero desvirtuaría el detestable capitalismo miope que prefiere las diferencias sociales a la equidad y la justicia.


De no hacerlo, se impondría la catástrofe, anunciada por las profecías y que cada día aceleran más los potentados, comprometidos con sus intereses creados y resueltos a destruir el mundo con tal de conservar sus privilegios hasta el final, incluyendo la perpetuación y profundización del desprecio y la opresión a las mayorías, sumidas en la miseria y despojadas de sus derechos.


Persistencia en el error

Inclusive y lamentablemente, en países como Ecuador, su presidente Rafael Correa, tan crítico del consumismo y defensor de la filosofía del "Buen Vivir", ahora está interesado en hacer negocios con mineros extranjeros dedicados a destruir la naturaleza para arrebatarle a Pacha Mama lo que consideran "tesoros".


Y el buenazo de Lula, a la cabeza de un régimen altamente corrupto, no deja de acabar con la Amazonía. Y Costa Rica y Colombia aceleran los contratos que Correa dice desear.


Pero el gobierno mafioso y neoliberal de Colombia explora otros frentes para arruinarnos. No deja de privatizar empresas industriales y comerciales del Estado, altamente rentables y con un mercado cautivo, como insiste en hacerlo con Isagén, uno de los monopolios públicos más rentables y estratégicos. Espera venderla por un valor inferior al real, como lo hizo con los bancos nacionalizados, con Telecom, con ECOPETROL, con las empresas de energía, entre tantos despojos más.


Así ha convertido el ahorro de muchos años en plata de bolsillo que destina, en buena medida, a la compra de conciencias, semanal en los consejos Comunales, y permanente, en los casos de familias en acción y otras maneras de envilecimiento que ha implantado.


Mientras tanto, Argentina no para sus agresiones al ecosistema, incluyendo sus ataques a la Antártida y la aterradora depredación de peces por pescadores especializados que desechan la mayoría de lo que pescan, a pesar de que podría servir para calmar tanta hambre y evitar tanto daño.


No les importan los daños a la naturaleza ni el despojo y el desplazamiento a los habitantes raizales. Pero éstos son los únicos que podrían aducir derechos de propiedad sobre muchas de esas tierras que los gobernantes, como si se tratase de su hacienda personal, negocian con depredadores extranjeros altamente destructivos.


Atentados contra la democracia

Por su lado, su megalomanía creciente parece haber convencido a Chávez de que es un redentor indispensable, el único capaz de interpretar la conciencia popular; no un simple facilitador del progreso ni un promotor de la democracia auténtica, dedicado a empoderar a sus compatriotas en vez de acallarlos porque no comparten el unanimismo.


Su revolución se va pareciendo mucho a un régimen totalitario, cada vez más arbitrario y alejado de una verdadera democracia.


Cada vez semeja más una oclocracia de izquierda, tan detestable como la de derecha impuesta en Colombia por la república mafiosa que se viene gestando desde 1970, para fijar una fecha.


Con Álvaro Uribe, en el otrora conocido como país cafetero, el régimen mafioso neoliberal alcanzó su mayoría de edad. Así lo demuestra el proceso electoral actual, que dejó fuera de la lid a tantos caciques tradicionales y va a ser capaz de perpetuar el fascismo furibista sin el icono Uribe.


No obstante, éste sigue chapaleando en busca de la manera de crear la anunciada "hecatombe" que le permita seguir sacrificándose por la patria mientras nos deja en la inopia pero sus familiares y amigos multiplican increíblemente sus fortunas.


Abiertamente, la actual farsa electoral ha estado dominada por paramilitares y parapolíticos, mediante un nepotismo y un testaferrato particularmente criminales, dirigidos desde las cárceles.


Como tantas, fue financiada con el dinero obtenido por los narcotraficantes de derecha, pioneros de la penetración de las fortunas mafiosas en la política local, regional, nacional e internacional.


Desde luego, el apoyo de tantos criminales a los parapolíticos es interesado y carece de cualquier viso de altruismo, aunque José Obdulio y su primo el presidente hayan pretendido igualarlo a las motivaciones de los guerrilleros, a quienes insisten en descalificar como terroristas, pues lo de narcotraficantes los chisguetea a ellos mismos demasiado. No obstante, siguen usándolo como argumento contra sus enemigos. Su cinismo es infinito.


Lo que motiva a los narcotraficantes de derecha no es financiar una revolución que se proponga remediar la injusticia social. Lo que pretenden es que la ilegalización de las drogas del placer continúe, pues su rentabilidad es enorme, al menos en lo económico.


Desde luego, en lo social es uno de los peores crímenes contra la humanidad y los pueblos, como lo demuestra el desangre de nuestra juventud, cada vez en más países.


Todos entendemos que el criminal negocio terminaría si se legalizan los alucinógenos. La consecuencia sería que la vida mejoraría mucho para los adictos y sus familias. Ya no tendrían que robar ni sufrir la incertidumbre de la compra, de la calidad, de la escasez y la estigmatización…


Y los asesinatos en México, que repiten los que vivimos cuando Pablo Escobar en Colombia, que no han desaparecido y que siguen reproduciéndose en El Salvador, y hasta en México y Chile, perderían su razón de ser, que no es otra que la disputa por el rentable mercado de los adictos incurables.


Libertad de expresión

Volviendo a nuestros presidentes, ambos, como Ahmedineyad y tantos más, temen la libre expresión de las ideas y reprimen y buscan silenciar la crítica.


El cambio de rumbo de la Revista Cambio, o su práctica desaparición, constituye una clara y repudiable persecución a la libertad de expresión, aunque se camufle como una "expresión" soberana de la libertad de empresa, que es el sacrosanto privilegio para los potentados bajo los valores del neoliberalismo. Quien no sea potentado, no cuenta; ni sus derechos tienen importancia.


El silencio de las voces más críticas contra la república mafiosa provenientes de las oligarquías tradicionales, se obtuvo mediante las presiones del súper "Montesinos" neogranadino, inmune, impune, presente en tanto delito y poseedor de un poder enorme, superior al de su primo, si juzgamos por los hechos y los resultados.


El poderoso personaje es el famoso intelectual y asesor de cabecera del presidente Uribe, desde siempre, José Obdulio Gaviria Vélez (primo de Pablo Escobar Gaviria, por el lado paterno, y del gurú Uribe Vélez, por el materno).


Pero la pretensión de Chávez de controlar la Internet es un ataque directo, de graves consecuencias e inaceptable para su régimen y para cualquiera, al medio más idóneo disponible universalmente para el ejercicio de esas libertades políticas, tan anheladas por los seres autónomos y soberanos.


Su conquista pertenece a toda la humanidad y constituye el avance más contundente política y socialmente disponible para cada uno. Es el ágora virtual en la que todos tenemos la oportunidad real de ejercer nuestros derechos por encima de cualquier presunto representante.


Incidentalmente, Internet es la herramienta que nos permitirá desarrollar una auditoría permanente y rigurosa, tanto como una asesoría cabal en la reconstrucción de Haití, de modo que impidamos que los potentados frustren los sueños utópicos que, por fin, estamos en condiciones de realizar, gracias al sorprendente desarrollo de las fuerzas productivas, tan deformado por los decadentes.


Tales atropellos constituyen un reconocimiento del pavor que los tiranos le tienen a la expresión independiente de los ciudadanos, por las verdades que puedan restregarles en sus caras sucias y el poder que puedan ejercer.


Este poder popular es el único realmente legítimo, y pertenece a todos, pero a nadie en particular. No es un don exclusivo de algunos especialmente bien dotados -casi predestinados, como los que Dios "elige" en las teocracias- como pretenden los déspotas y los "representantes", en todas partes.

Abismos de codicia

A pesar de sus posiciones, presuntamente independientes políticamente, es lamentable que la mayoría de los gobernantes sigan subordinados a los intereses económicos de los potentados extranjeros, aplicando las recetas neoliberales que están acabando con el mundo, pero que algunos dividendos les dejan a los vendepatrias.


Todos ellos son incapaces de apreciar el verdadero tesoro, que es la naturaleza en todo su esplendor. Desean convertir nuestros países en desiertos, como hicieron en Haití.


Sin duda, las innumerables y crecientes calamidades que vivimos corroboran las profecías apocalípticas. Y los potentados, en vez de remediarlas, las agudizan y aceleran, en un desesperado, enfermizo y loco deseo de acumular riquezas para apuntalar su poder personal.


Por eso, los pueblos tienen que despertar, liberarse de los abusivos y prepotentes "representantes", y salir a forjarse, con la participación de todo el que se sienta digno, un destino diferente al que le trazaron los potentados, amos y señores de la Historia, a la humanidad subordinada en las detestables sociedades clasistas.


En éstas, las mayorías nacían condenadas mientras las élites disfrutaban de una vida regía. Todavía quedan rezagos de esa aterradora desigualdad. Inclusive, ahora es peor que nunca, pero ya las multitudes tienen forma de defenderse, si son dignas.


Ahora cuentan con los medios para enterrar la Historia con sus zombis, mientras las mayorías conquistan su derecho a vivir con dignidad, contando con el respaldo total de una sociedad próspera e igualitaria.


Ésta jamás será conseguida a través de las sociedades clasistas y jerárquicas que nos han agobiado y que tenemos que superar definitivamente.


Ese es el reto, si de verdad somos seres libres y no los esclavos naturales de los potentados, nacidos para servirles, complacerlos y acompañarlos a sus tumbas en el viaje al paraíso, que, según creen de corazón, se merecen por su condición divina, tan superior a la de cualquier mortal común y corriente y bien amaestrado.


Presencia ejemplar

Quizás Bolivia sea el único país sensato; y Evo Morales, expresión de la conciencia de Pacha Mama. Ha sido el único que no parece querer suplantar a su pueblo sino darle las herramientas políticas para que se apropie de su destino, sin caudillos ni intermediarios, por sacrificados y buenas personas que sean (o se esmeren en aparentarlo).


Por eso, la ruptura de las clases bolivianas tradicionalmente subyugadas, en particular los raizales o indígenas, con el neoliberalismo, ejerciendo su identidad cultural y el respeto a su independencia, es la única postura claramente erguida de un pueblo contra la opresión imperialista.


Su nacionalización de las riquezas naturales, incluyendo los hidrocarburos; su promulgación de una constitución que respeta las diferencias y reivindica la soberanía; su actual llamado a que los presidentes vendepatria rindan cuentas ante la justicia; todas ellas, entre muchas decisiones populares que sirven de ejemplo para los demás, apuntan en la dirección correcta.


Son expresiones de ejercicio de poder popular por los únicos dueños legítimos del poder: todos y cada uno de los ciudadanos, singulares y únicos, pero integrantes inalienables del pueblo y dueños de una sietemilmillonésima de ese poder colectivo, ya con dimensiones globales.

Redentores fiables

Por eso, el reto es para toda la humanidad. No le compete a intermediarios ni a redentores aislados.


Todos podemos y deberíamos expresarnos, opinar, ponernos de acuerdo con base en razones claras y objetivas para organizar la convivencia social, ahora con dimensiones necesaria y contundentemente globales; en vez de fundarnos en las arbitrariedades y los caprichos de los potentados.


La concurrencia de la humanidad para la reinvención de Haití alrededor del eje central conformado por todos los ciudadanos, será la escuela que los demás terrícolas, interesados en la defensa de la vida, frecuentarán para aprender las lecciones correctas y beber dignidad.


Sería el aporte fundamental de nuestra generación, si es que somos dignos y soberanos. Si queremos futuro.




 





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