lunes, 7 de julio de 2008

RE: [II Congreso del Pueblo] Documento del Grupo por la Educación Pública



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Subject: FW: [II Congreso del Pueblo] Documento del Grupo por la Educación Pública
Date: Mon, 7 Jul 2008 17:13:00 +0000



Date: Fri, 4 Jul 2008 16:13:37 -0300
From: ignabren@adinet.com.uy
To: info@lists.congresodelpueblo.org
Subject: [II Congreso del Pueblo] Documento del Grupo por la Educación Pública

Compañeros/as este documento elaborado por el Grupo Por la Educación Pública es un trabajo de docentes que irán adhiriendo a él en los próximos días como forma de sumarse al Congreso. Vaya este material como un aporte sobre el tema Educativo para que el Congreso lo incorpore a su universo de ideas y, finalmente, resulte parte del documento final que la Comisión respectiva del Congreso defina el 14, 15 y 16 de agosto


LA EDUCACIÓN DE CARA AL CONGRESO DEL PUEBLO

En momentos en que se inicia el Congreso del Pueblo, la educación se encuentra en una situación de excepción con respecto a otros sectores de la vida del país. Toda la sociedad participó de una amplia discusión sobre la educación y sin que eso implique agotar el debate, llegó a través de un congreso específico a una síntesis de propuestas para la educación en general.

Los sindicatos, las asambleas técnicas, varias asociaciones profesionales, elaboraron proyectos a distintos niveles. El resto de la sociedad se integró al debate mediante espacios territoriales que fueron organizando el pensamiento de la sociedad en materia de educación.

Esa síntesis en la que la sociedad expresó sus aspiraciones en materia educativa no fue realizada en una discusión fugaz, armada exclusivamente el año del Congreso.

La educación en el Uruguay tiene una historia de discusiones, de conflictos y de logros que se hace imprescindible reconocerlos si es que se quiere visualizar el estado de las contradicciones que en la actualidad se explicitan.

Dos tendencias en la educación uruguaya

Han existido dos tendencias que en grandes rasgos permanecieron hasta la actualidad. Por un lado, una historia de conflictos entre la educación como sistema y el poder central de turno. Por otro lado, ha estado siempre presente una historia de construcción propia de sus objetivos, de sus fines, de sus propios proyectos. Esta parte de su historia la han protagonizado los actores del sistema educativo, los docentes, los alumnos, la sociedad en general.

La primera de las tendencias se dio en la lucha por la autonomía que tuvo sus grandes picos de conflicto entre los años 52 y 58 para la Universidad y en el año 70 y 72 para la educación no universitaria. Al mismo tiempo, y eso a exclusivo impulso de los gobiernos centrales que buscaron resolver sus problemas tomando al sistema educativo como un territorio de sus querellas internas y con la sociedad, se impulsó un manejo del sistema unificándolo a veces y desarticulándolo otras. En nombre de aspectos técnicos como la coordinación se crearon y redujeron estructuras con intereses exclusivamente políticos. Se concentraron estructuras en el proyecto de ley del 72 que generó una inmensa lucha contra la ley de Educación, recordada como ley Sanguinetti. Esa tendencia se confirmó con la restauración democrática del 85 y el actual proyecto de ley del Poder Ejecutivo. Ejemplo en sentido contrario, de dispersión, fue el desprendimiento de Secundaria de la Universidad en el año 1935 y la consecuente instalación de cuatro entes autónomos para la educación: Primaria, Secundaria, UTU y la Universidad.

En cuanto a la segunda tendencia, la creación interior del sistema educativo estuvo siempre enmarcada en las posibilidades que ese conflicto con los gobiernos centrales admitió. Momentos de mayor autonomía del sistema o partes de él, generaron mayores dimensiones del crecimiento, períodos de mayor peso del aparato central, determinaron empobrecimientos de la educación.

En períodos en que el poder central se impuso en el sistema, la capacidad creadora se concentró en los proyectos dentro de él elaborados personalmente o a través de organizaciones que no se lograron trasladar al sistema. La creatividad de los docentes y las instituciones fue una usina pensante con un gran nivel de pérdida de su producción intelectual debido a la negativa que tuvieron las distintas autoridades en aceptar esos niveles de elaboración.

El peso de la defensa de la autonomía

Estos últimos cuarenta años estuvieron enmarcados en estas características. Prácticamente desde el inicio de la década del 70, incluyendo todo el período de la Dictadura hasta esta fecha, la creatividad en la docencia ha sido mucha, pero el conflicto con las autoridades centrales estuvo siempre presente impidiendo la posibilidad de desarrollarla sobre el sistema mismo.

Es acá donde los dos aspectos se unen: el de la creatividad y el de la independencia de los conflictos con el poder central, ya que la creatividad en un sistema como el sistema educativo, si no es absorbida por él, se pierde, e intentar que esa creatividad sea absorbida implica que las autoridades la integren.

Desde la perspectiva popular la designación que históricamente se estableció para esta contradicción fue la de lucha por la autonomía. Su vigencia es absoluta. Es una lucha que comienza a fines del siglo XIX cuando Varela afirma: "en todas partes hay ventajas y conveniencias positivas en hacer independiente de las otras ramas de la administración, la administración de la educación común…esa independencia en cuestión es condición indispensable para tener completo éxito, sin ella la educación del pueblo seguirá el vaivén de las convulsiones políticas y tendrá una existencia intermitente, débil y enfermiza". En la actualidad la sociedad (a través del Congreso de la Educación) y la educación, a través de todas las instituciones sociales y académicas vinculadas a ella, reclaman lo mismo.

Es por eso, que el Congreso de la Educación Julio Castro del 2006 se expresó sobre la mayor parte de los temas vinculados a la educación, sin embargo lo que ha adquirido un énfasis mayor fue la reivindicación de la autonomía y de su expresión concreta a nivel de autoridades que es el cogobierno.

La insuficiencia de los avances de los últimos años y las necesidades de un cambio real.

La educación ha tenido avances estos últimos años. La asignatura Historia se ha asentado en términos claros como constructora de espíritus abiertos que en su conocimiento reciente encuentra fuentes para la resolución de los problemas que el hombre moderno enfrenta. Los derechos humanos han encontrado un lugar en ella. El presupuesto, aunque absolutamente insuficiente y trampeado en sus consignas, ha tenido un aumento importante. Ha habido en la enseñanza media (secundaria y técnico profesional) una voluntad por extender el número de funcionarios, docentes y no docentes para cubrir las necesidades de los alumnos. Se ha extendido una política de concursos. Hubo más instancias de diálogo entre docentes y autoridades. La formación docente se encuentra en un proceso de cambios profundos que apuntan a instalar una dimensión futura moderna y unificada.

Pero esos logros parciales y a veces ni siquiera logros, apenas pequeñas mejoras, no alcanzan a encubrir el estado de la educación actual: un sistema educativo en una grave crisis y el tremendo retraso presupuestal que hay para cubrir las necesidades mínimas que un sistema requiere.

La educación debe instalarse en otros niveles para los cuales estos pequeños logros pueden significar algo si realmente se la ubica en el lugar que la sociedad aspira que tenga.

Para eso una serie de cambios se hacen imprescindibles.

La recuperación para el sistema formal de decenas de miles de niños y adolescentes que hoy están fuera de él es el primer objetivo. La actual administración ha instalado planes de organizaciones mixtas provenientes del MIDES y de ANEP. Hoy su evaluación, más allá de las buenas intenciones que los promovieron, deja la sensación de que la propuesta y los resultados no conforman.

La recuperación de los niveles de conocimiento que fueron deteriorados por las distintas administraciones de la educación, especialmente durante la Dictadura, es otro de los requerimientos básicos.

La simplificación de la multiplicidad de instituciones que configuran el sistema educativo se hace imprescindible. En ese sentido, parece primordial recorrer el camino inverso al propuesto por el proyecto de ley de educación.

La necesidad exigida por la sociedad de un orden en la vida escolar, la necesidad de que el centro escolar no sea esa institución desprovista, poco atendida, en la que el alumno y el padre se suelen perder y lo que es peor, el propio docente comienza a hacerlo, exigen una atención especial.

Recomponer la relación cuantitativa docente-alumno es urgente. Ha aumentado la matrícula estudiantil y el número de docentes no ha sido suficiente.

Se hace imprescindible pensar en serio el tema del Presupuesto para la educación. El enunciado actual de que se está cumpliendo con el 4.5% del PBI para educación no es un enunciado que otorgue reales respuestas al problema presupuestal de la educación. No es este 4.5% el que necesita la educación ya que cuando se estableció en el año 1994 a través de la Comisión de Defensa de la Educación desde ella se lo estableció para ANEP y la UDELAR. La extensión de su perímetro disminuye lo que obviamente era una necesidad a esta altura demasiado elemental. Demasiado elemental ya que dos años después de ese 1994, la UNESCO a través de la comisión Delors estableció que era absolutamente impensable el desarrollo de los sistemas educativos que invirtieran menos de un 6% de su PBI en la misma.

Por último, la historia de los cuarenta últimos años de la educación no universitaria es la historia de las autoridades designadas por los gobiernos de turno. Es la historia de las acumulaciones del deterioro y de la destrucción. Ya sobre algunos aspectos no puede existir una discusión conceptual. Los hechos hablan por sí. La autonomía del poder central es una necesidad imperiosa. Ella no puede ser letra muerta en la Constitución. Tiene que tener una expresión en el modelo de autoridades. Éstas deben ser emergentes del interior del sistema con una gran integración de la sociedad en las formas que se determinen. Las consignas del Congreso de la Educación, autonomía y cogobierno, se hacen imprescindibles.

grupo POR LA EDUCACIÓN PÚBLICA

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A.P.L.A. en Uruguay


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