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Date: Sat, 22 Aug 2009 09:30:46 +0200
Subject: Carta de un cura" y "¿Qué es un soldado?"
From: agencia1annha@gmail.com
To: agencia2annha@gmail.com
Carta de un sacerdote a nuestros prisioneros de guerra |
Quitándole tiempo al sueño y aprovechando las pequeñas vacaciones que mi ministerio sacerdotal me permite, en los últimos días pude cumplir con un deber cristiano y, más aún de gratitud: visitar a algunos de los que se hallan presos por haber defendido la Patria en la década del '70.
Por gracia de Dios, hace ya algunos años que pude romper el cerco que nos separa a los ciudadanos comunes de ese terrible lugar que es la cárcel; fue durante los estudios del seminario cuando, junto a otros compañeros, alcancé a visitar algunas cárceles y correccionales, palpando en cuero ajeno lo que significa el estar privado de la libertad y alejado de los seres queridos. Sin embargo, hay una diferencia, ya que una cosa es pagar por algo injusto que uno sí ha hecho y otra muy distinta es pagar injustamente por algo que no se ha hecho. El visitar a estos presos es una experiencia inolvidable que implica, a la vez, un gran dolor y un poco de gozo.
Dolor, por la cruz que deben llevar y gozo porque uno se sabe estar cumpliendo un mandato evangélico: "estuve preso y me visitasteis" (Mt. 25,36).
Se trata de ayudarlos a cargar la Cruz, la de ellos y la de sus familias, porque todos estamos presos con ellos. Es compartiendo esta bendita Cruz como se les hace más liviana; es compartiéndola y abrazándola como la Cruz nos puede llegar a redimir.
Dos semanas; fue poco nomás. Sólo dos semanas de vacaciones que pensaba aprovechar para leer, para rezar, para visitar a algunos amigos; dos semanas que venía proyectando desde hacía meses y que – como siempre – no saldrían tal cual lo esperaba. Dos semanas en las que quería descansar, "desenchufarme" un poco, estar un poco más entre los míos; sin embargo, una y otra vez, resulta imposible acallar la conciencia y dormir cuando se sabe que se está cometiendo una injusticia ("todos los que militáis bajo esta bandera, ya no durmáis, ya no durmáis, que no hay paz en esta tierra", decía Santa Teresa). Había que ver a nuestros presos; no sólo a mi padre, a quien visito mensualmente en la vieja cárcel de San Juan, sino a muchos otros a los que no pueden asistir a la Santa Misa, a los que – normalmente – no pueden recibir el Cuerpo de Cristo, a los que pocas veces reciben un consuelo o un conforto. Porque hay que seguir peleando, hay que seguir combatiendo esta misma guerra que pelearon ellos. No es poco lo que podemos hacer y es mucho lo que nuestros padres han hecho y siguen haciendo por nosotros; en sus prisiones, aún hoy nos siguen dando ejemplo de entereza cristiana; en su prisión siguen edificando a cada uno de nosotros cuando vamos a visitarlos. |
Tres cárceles fueron y tres espadas parecían clavarse en cada requisa, en cada lista y espera; comencé por San Luis, donde un viejo amigo de mi padre "reside" desde hace casi tres años; seguí por Mendoza visitando a otros y terminé en San Juan para culminar mis vacaciones. Tres cárceles y varios prisioneros de guerra. Historias similares, combates, desilusiones, pero siempre, siempre, un solo protagonista; uno solo aparecía tras las rejas: era Cristo en la cárcel.
Era Cristo quien sufría por los suyos, por la injusticia, por los pecados de nuestra Patria; era Cristo el que una vez más pasaba la noche del Jueves Santo, injustamente encadenado y sometido a un juicio que da risa, por no decir llanto. Era Cristo que ahora padecía una vez más el odio satánico de quienes todavía tienen un corazón de piedra (misterio que mete miedo).
Pero no sólo eso: era Cristo en los presos y era Cristo en la Misa.
Era un solo el protagonista: sufría Él en la cárcel y se ofrecía en el Altar; figuradamente en uno y realmente en otro; era Cristo en la cara de nuestros presos y era Cristo elevado en el altar, un altar de campaña, improvisado en la celda: sin mantel, sin velas y sin música; era Cristo que bajaba nuevamente a una mesa de hierro, sin pretender demasiados ornamentos más que algunas lágrimas de los fieles y su ministro.
Pude ofrecer el Santo Sacrificio y elevar a la Víctima en tanto cuanto me lo permitía el tiempo y las circunstancias y siempre, siempre, pedí una vez más por la pronta libertad e insistiendo como la viuda del evangelio que finalmente le ganó por cansancio al Buen Dios (Lc. 18,1-5).
Un solo protagonista, que sigue obrando ocultamente en ellos y que nos ofrece una vez más la Cruz, para que la besemos, para que la carguemos sin arrastrarla hasta configurarnos con ella. Un solo Dios que quiere que ayudemos a redimir el mundo con nuestros sufrimientos. Un solo Dios exige nuestra cooperación para que Él reine "haciendo de cuenta que todo depende de nosotros, sabiendo que todo depende de Dios" (como decía San Ignacio).
Un solo Dios que está esperando que le pidamos y que nos volvamos hacia Él.
Ruego a Dios y a los de buena voluntad que aligeremos este Cáliz uniéndonos en la oración y en los sacrificios; cuanto antes lo hagamos, antes pasará.
Y no temamos "Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros" (Jn. 15,20).
Dios ha vencido al mundo.
Con mi bendición
P. Javier Olivera, IVE
Miembro de "Hijos y nietos de presos políticos de Argentina"+
Ave Cor Mariae
"Ad Jesum Per Mariam"
¿QUÉ ES UN SOLDADO?
Quizás nadie se ha detenido en pensar ¿Qué es un Soldado?
"Todo el mundo ha visto un Soldado". "Nadie se ha detenido a definirlo, nadie se tomaría este trabajo".
"Algunos definirían al Soldado como una persona que viste un uniforme, que lleva un casco en su cabeza y en el hombro un fusil; alguien que marcha en formación cerrada con otros mas y que tiene que obedecerle a quien ostente algún grado militar".
"Otros dirían que el Soldado es un símbolo, una imagen, una idea, un concepto, una voz, una palabra, un grito, un silencio, un dolor, un llanto, una frustración, un aliento, una esperanza, un beso, un hasta luego….o un adiós".
"Soldado es amor u odio; valor o cobardía; paz o guerra; vida o muerte; alegría o tristeza; seguridad o miedo; tranquilidad o zozobra; victoria o derrota; construcción o destrucción; progreso o miseria; recuerdo u olvido".
"Soldado, pues, no es un concepto absoluto. Es relativo, a la persona que lo mira, que lo rodea, de acuerdo con su manera de pensar, o según el momento en que lo mire".
"Para unos es amado, para otros es odiado. Para otros es indiferente. En unos despierta simpatía, en otros repulsión. En otros pesar".
"Por unos es admirado y elogiado, por otros es ultrajado, vilipendiado. Por otros es ignorado".
"El Soldado es una imagen polifacética, según los ojos de quien lo mire".
"Es la imagen de la patria dulce, o de un gobierno impopular, otros lo llaman esclavo de la burguesía; la imagen de un hombre bueno o de un monstruo".
"Es un símbolo sublime o denigrante, según quien lo dibuje".
"El, es el símbolo de la paz o de la guerra; de la seguridad o de la represión; de la vida o de la muerte".
"Pero es siempre, el símbolo de la Ley, de la Disciplina y del Orden".
"El Soldado recibe felicitaciones y agradecimientos cuando se obtienen beneficios de sus actuaciones; pero recibe diatribas cuando en cumplimiento de su deber, choca con determinados intereses, o cuando de buena fe llega a equivocarse".
"El es un personaje discutido y a la vez olvidado".
"Todos lo señalan, nadie lo conoce".
"El Soldado es elogiado por sus compatriotas en una guerra internacional, si regresa victorioso; vituperado, si regresa derrotado y olvidado si nunca regresa".
"Todos quisieron ser Soldados cuando eran niños; algunos quisieran ser Soldados cuando son espectadores de las películas de guerra; pero muchos quieren evitar serlo en realidad".
"Al Soldado se le mira con admiración en un desfile, con respeto cuando está de centinela o de patrulla, pero con desprecio cuando disfruta de un permiso DEBIDO A SU SENCILLO VESTUARIO".
"El Soldado sabe el significado de un desgarrador adiós, un fuerte abrazo, un beso tierno, una madre lejana, una novia anhelada, una flor marchita, un retrato ajado, una carta escrita con lagrimas o llena de promesas, un rictus de dolor, una canción cargada de recuerdos, un dormir bajo un árbol, un dulce sueño….tan solo un sueño, la fumada del fin de un cigarrillo, un deseo reprimido, una fecha especial y una esperanza lejana, EL SOLDADO conoce el hambre, el cansancio, la sed de un beso, el calor de la pólvora y el frío de la muerte".
"El Soldado sabe que si regresa sano y salvo de cumplir su ardua misión, le esperaran efusivos saludos, apretones de manos, fuertes palmadas en la espalda, estrechos abrazos, dulces besos, un padre orgulloso, una anciana emocionada y una novia radiante de alegría".
"Pero también sabe, que si la dama de la túnica y la guadaña le sale al encuentro, quedara atrás para siempre, olvidado y sus sueños sepultados con él, bajo la tierra que lo brotó. Y sobre él su fusil y su casco".
"Quizás algún día a alguien se le ocurra levantarle un monumento con esta leyenda al SOLDADO".
EDIT.: gabrielsppautasso@yahoo.com.ar DIARIO PAMPERO Cordubensis. INSTITUTO EMERITA URBANUS. Córdoba de la Nueva Andalucía. SOPLA EL PAMPERO. ¡VIVA LA PATRIA! ¡LAUS DEO TRINITARIO!. gspp.
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