sábado, 28 de junio de 2008

RE: Las mil y una falsedades de PinoBush

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Entrevista en Radio AM CX36 1250 Centenario con Efraín Chury Iribarne:
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A.P.L.A. en Uruguay

"No hay cosa más sin apuro que un pueblo haciendo la historia.
No lo seduce la gloria ni se imagina el futuro.

Marcha con paso seguro, calculando cada paso
y
lo que parece atraso suele transformarse pronto
en cosas que para el tonto son causa de su fracaso".

Alfredo Zitarrosa




Date: Fri, 27 Jun 2008 21:11:09 -0500
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Subject: Fw: Las mil y una falsedades de PinoBush
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VIRTIN RED INFORMATIVA

LA DECENCIA FUERA DE LA CASA BLANCA

Las mil y una falsedades de PinoBush

Tadeo Sevilla


InSurGente.org - Aunque todavía le restan poco más de seis meses al frente del Imperio, al actual mandatario norteamericano George W. Bush nadie le disputa un lugar en la historia de los Estados Unidos, como uno de los peores gobernantes que haya pasado por la Casa Blanca. No es sorpresa ver las encuestas que cada día salen sobre el futuro electoral de noviembre próximo, donde las señales de aceptación popular se inclinan cada vez más hacía el candidato demócrata Barak Obama. Una muestra del hastío político que han provocado ocho años de administración republicana, con su carga de guerras petroleras, recortes en los programas de salud y encarecimiento de la vida cotidiana de los norteamericanos, con sus consiguientes reflejos en el resto del mundo, fundamentalmente en las zonas más atrasadas, donde el hambre y la miseria son el pan nuestro de cada día.

Bush está al frente de una administración completamente desprestigiada, que no ha dudado a través de sus más significativos personeros, de engañar, obstruir y amenazar. Del miedo y la mentira hicieron un culto y se valieron inescrupulosamente para arrastrar a la opinión pública a favor de sus verdaderas maquinaciones.

Puede mover a una risa tragicómica, quien recuerde la campaña electoral del entonces candidato republicano George W. Bush en el año 2000, presentándose como un "conservador compasivo" que recortaría los impuestos, mantendría un equilibrio en el presupuesto general del Estado así como impulsaría una reestructuración del aparato militar de la nación, incluso oponiéndose a que las fuerzas armadas participaran en procesos de reconstrucción en el extranjero.

Todo fue mentira. Ocho años después, exhibe el siniestro record de haber incrementado los gastos militares hasta un nivel comparable al de la Guerra Fría a principio de los años sesenta; con una política tributaria que solo beneficia a los ricos y estrangula la economía doméstica de las clases menos favorecidas y con una desmesurada presencia de tropas en diferentes rincones del planeta.

En un reciente trabajo publicado por el diario cubano Granma y firmado por el colega Jean Guy Allard, anotaba que a pesar de los cuantiosos gastos militares de la administración Bush, que han puesto a la economía norteamericana al borde de una catástrofe, 65 millones de estadounidenses (el 22,4 % de la población) carece de asistencia sanitaria, con un alto índice de jóvenes afectados, según un reporte de la fundación privada Commonwealth Fund.

Más de 13 millones de personas entre 19 y 29 años carecen de seguros médicos y de ellos el 36 % son jóvenes negros y el 53 % jóvenes hispanos. Solo un pétalo de la pesadilla americana que algunos ilusos siguen pensando pudo ser un sueño.

De las mentiras de Bush y su pandilla presidencial integrada por Richard Cheney en la vicepresidencia y la señorita Condolezza Rice al frente de la Secretaría de Estado se ha dicho y se ha escrito mucho, pero mucho queda por escribir y por decir, incluso cuando esta pesadilla esté a punto de entregar las riendas del poder.

Recientemente vio la luz el libro Lo que sucedió dentro de la Casa Blanca de Bush y la cultura del engaño en Washington, del ex vocero de la presidencia Scott McClellan, donde acusa a George W. Bush de mentiroso y de haber montado una falsa campaña de propaganda para convencer a la opinión pública norteamericana para invadir Irak. Una guerra de rapiña que ya supera los cuatro mil muertos entre las tropas de intervención yanqui y que ha dejado un saldo de cientos de miles de muertos entre la población irakí, después de cinco años de cruel e injustificada invasión.

Una conflagración que deja sus huellas, además de los despojos humanos que terminan en el cementerio nacional de Arlington, en cientos de miles de soldados que regresan con las marcas irreversibles de la guerra. A través de un despacho reciente de Prensa Latina, se conoció que en el año 2007 crecieron en un 50 % los casos de stress postraumático como resultado de las prolongadas misiones en Irak y Afganistán, según un reporte del Pentágono.

Entre los años 2003 y 2007 se reportaron alrededor de 40 mil soldados diagnosticados, con mayor incidencia entre miembros del ejército y del cuerpo de Marines. Según un estudio, alrededor de 300 mil participantes de estas guerras están afectados por diversos desórdenes mentales.

Pero Bush y sus acólitos siguen engañando, insisten en sus planes y no escatiman en mentir. Continúan las promesas a los jóvenes negros e hispanos de pagar sus carreras universitarias con los créditos que otorgará el Pentágono cuando terminen su período activo en la guerra, sin enseñarles a quienes ocuparán la primera fila de combate, la verdadera cara de un retorno de cadáveres y mutilados.

Bush engaña al mundo que no quiso seguirlo en sus planes guerreristas. A pesar de las repulsas y las condenas internacionales, mantiene las prisiones secretas diseminadas por el mundo. Según un estudio de la organización no gubernamental británica Reprieve, los Estados Unidos han utilizado alrededor de 17 barcos militares como "prisiones flotantes" para presuntos militantes islámicos vinculados al terrorismo.

El director de Reprieve, Clive Stafford Smith, aseguró que la administración Bush elige barcos que operan lejos del alcance de la prensa y los representantes legales internacionales. Desde junio del 2005, Manfred Nowak, ponente especial de la ONU para la tortura, aseguró que existían acusaciones muy graves que apuntaban a la existencia de navíos-cárceles actuado al margen de las leyes, principalmente en el Océano Indico.

Y hablando de mentiras y desvergüenzas, se conoció a través de una denuncia del coronel Morris Davis, ex fiscal militar, que la administración de Bush presiona con fines políticos a los tribunales de la prisión de Guantánamo donde los militares utilizan técnicas violentas de interrogación. Según la denuncia del coronel Morris, altos representantes del gobierno de Bush le exigieron acelerar los juicios contra presuntos terroristas encarcelados en Guantánamo, para intentar crear en la opinión pública la imagen de un sistema de justicia que funciona adecuadamente.

Su arrogancia es tal que no ha dudado en pasar por encima de los intereses de la comunidad internacional. Rechazó el Protocolo de Kyoto que impone a los países ricos metas de reducción obligatorias en las emisiones de gases invernadero, causa a los que la mayoría de los científicos atribuyen el actual ciclo de recalentamiento global. Según el New York Times, la administración Bush oculta evidencias científicas que demuestran la urgencia de enfrentar el cambio climático.

La mentira y el insolencia se demostraron durante una reciente investigación de la Agencia Aeroespacial norteamericana (NASA), que admitió que existieron indicaciones de restringir el acceso de la prensa al experto James Hansen, quien lleva más de veinte años alertando sobre los peligros derivados del cambio climático y ha sido uno de los principales críticos de George W. Bush sobre el tema.

Muy pocos o casi nadie defiende al presidente mentiroso. Hasta sus más cercanos ya están marcando distancia. En cambio, las críticas son constantes y contundentes. El documentalista Michael Moore acusó a George W. Bush en su documental Fahrenheit 9/11 de utilizar los sentimientos públicos posteriores al 11 de septiembre del 2001 con fines políticos, así como de mentir al pueblo estadounidense acerca de las causas de la guerra de Irak. Otro importante cineasta, Spike Lee, muestra en su documental Cuando se rompieron los diques, un réquiem en cuatro actos, (When the Levees Broke: A Requiem in Four Acts) las desastrosas consecuencias de la gestión que las autoridades hicieron para paliar los efectos del huracán Katrina.

El embustero presidente ha sido fuerte y abiertamente criticado por muchos líderes internacionales, incluso por algunos que alguna vez fueron sus aliados. Gerhard Schröder, Jean Chrétien, José Luis Rodríguez Zapatero, Romano Prodi, Paul Martín y Vladimir Putin se han alzado señalando con el índice censurador al caricaturesco emperador americano. Las voces de Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega siguen siendo látigos castigadores contra las políticas imperialistas del tiranuelo.

Entre las tantas promesas de campaña que se quedaron como mentirosas palabras en la voz de George W. Bush, estaba el programa de política exterior que auguraba una mayor relación económica y política con Hispanoamérica y que terminó convirtiéndose en una cacería contra casi 12 millones de ilegales en suelo norteamericano, con la agilización de los procesos de deportación y la construcción de más centros penitenciarios para los inmigrantes ilegales, la instalación de equipamiento más sofisticado en las fronteras y la construcción de un abominable muro separador en la frontera con México. Solo en el año 2007, los Estados Unidos repatriaron a 35,546 niños mexicanos que habían cruzado la frontera ilegalmente.

Hace unos días, el periódico Granma publicó en La Habana un interesante trabajo de Reynaldo Taladrid, acerca de una investigación del periodista Dan Froomkin para el Washington Post, según datos ofrecidos por los archivos de la agencia encuestadora Gallup, sobre un grupo de records que acumula el presidente George W. Bush.

Según Gallup, Bush ha tenido la caída más brusca del índice de aprobación de un mandatario estadounidense. De un 90 % en el 2001 a un 28% en el 2008, para un 62 % de caída jamás registrada por un presidente. Acumula, además, el mayor índice de rechazo a su gestión alcanzado por un gobernante con un 69 %, solo aventajado por Harry Truman, que en enero de 1952 alcanzó el 67 % de rechazo de los electores.

Otros de sus "meritorios" logros está en el porcentaje de norteamericanos que considera que la invasión a Irak fue un error al llegar al 63 % y por primera vez en la historia de Estados Unidos el 50 % de los norteamericanos rechaza fuertemente al presidente de la nación. El record anterior lo tenía Richard Nixon quien llegó a tener el 48 % de rechazo, poco antes de dimitir al cargo tras el escándalo de Watergate. Cierra la investigación asegurando que Bush lleva tres años y tres meses con menos del 50 % de aprobación a su gestión, lo que es igual al mayor tiempo consecutivo para un gobernante en la Casa Blanca acompañado de la impopularidad pública.

Quedan poco más que seis meses para que terminen ocho años de engaños y mentiras. Ocho años en que el consumidor norteamericano ha visto dispararse sus esperanzas y el deudor tercermundista precipitarse sus desgracias. Gracias a las políticas de Bush y sus acreedores políticos del Complejo Militar Industrial, la industria petrolera y el ala más reaccionaria y conservadora del Partido Republicano, el hambre campea por sus respetos y el único lenguaje posible de los yanquis para con el mundo es el del chantaje de las armas.

Como asegura el teólogo y escritor brasileño Frei Betto, las esperanzas en el cambio –para muchos- están en Barak Obama por ser negro, hijo de inmigrante africano, joven y crítico de la política guerrerista de Bush. Pero sin olvidarnos –recalca Betto- que el senador y candidato demócrata a la presidencia Barak Obama es y seguirá siendo un efecto –y un resultado- del mercadeo electoral.

Gane Obama o gane McCain, el imperio tratará de seguir esquilmando al mundo, que cada día se resiste más a doblar la cerviz. Esperemos pues, que la decencia y el respeto a la vida decidan alguna vez entrar a la Casa Blanca.

¿Termina la pesadilla?

www.tadeosevilla.blogia.com

Autorizada la reproducción siempre que se cite al autor y al diario digital InSurGente.org




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